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Porto se dispone a rematar un balón durante el Real Valladolid B-Atlético de Madrid B de la tercera jornada de la Segunda División B.
El club, preocupado por la poca consistencia del filial
Real Valladolid

El club, preocupado por la poca consistencia del filial

El filial blanquivioleta es el colista de su grupo y el equipo más goleado de toda la Segunda B

Arturo Posada

Valladolid

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Jueves, 14 de septiembre 2017, 13:01

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El Real Valladolid B vive un inicio liguero muy convulso. Después de cuatro jornadas, el equipo que entrena Carlos Salvachúa ha caído a las catacumbas de la Segunda B y sigue sin encontrar el pulso a la competición. La tabla le relega al último puesto del Grupo I con guarismos preocupantes: solo ha sumado un punto, merced al empate a uno de la primera jornada en los Anexos ante el Unión Adarve, un novato en la categoría.

Desde entonces, todo han sido derrapes sin paliativos:una paliza en el campo del Rayo Majadahonda (6-2), un fiasco en casa frente al Atlético de Madrid B (1-2) y derrota reciente en la cancha del Coruxo (1-0). El Promesas de esta campaña, nutrido por seis cedidos procedentes del Watford del Grupo Pozzo, es un equipo en línea descendente, poco conjuntado y con graves problemas defensivos.

Los diez goles que ha encajado en las cuatro primeras jornadas le sitúan como el equipo más castigado de toda la Segunda División B, junto con el Peralada, el filial del Girona recién ascendido este año a la categoría de bronce.

Los errores del Promesas son evidentes en todas las zonas del campo: centrales que abandonan sus marcas, que se anticipan cuando no deben, laterales despistados que no cierran espacios y que permiten internadas, centrocampistas perdidos y delanteros que fallan ocasiones muy claras.

Los malos resultados y el mal juego profundizan un divorcio con la grada que comenzó en julio cuando se anunciaron las llegadas de los colombianos Jaime Alvarado, Eduardo Antonio Montenegro, Juan Camilo Becerra, Luis Javier Suárez, Jorge Andrés Segura Portocarrero ‘Porto’ y el venezolano William Daniel Velásquez, todos ellos cedidos por el Watford inglés en virtud de un convenio de colaboración con el Grupo Pozzo.

La nueva dirección deportiva, encabezada por Miguel Ángel Gómez, se encontró con muchas urgencias cuando aterrizó en Zorrilla a mediados del pasado mes de junio. Braulio Vázquez se había marchado un mes antes y el Real Valladolid vivió sin director deportivo durante unas semanas muy delicadas. Gómez y su equipo de trabajo se vieron en la obligación de confeccionar lo antes posible y con acierto la plantilla del primer equipo (obviamente la prioridad absoluta) y tratar de paliar las bajas del Promesas con la incorporación de un nuevo técnico y de nuevos jugadores: por esa vía de la urgencia se gestó la operación con la familia Pozzo.

Algunas de las críticas contra la proliferación de cedidos extranjeros fueron interpretadas en las oficinas de Zorrilla como «xenófobas». El 6-2 ante el Rayo Majadahonda sirvió para que arreciaran las invectivas contra el nuevo Promesas, aunque aquel día solo el mediocentro Montenegro y el delantero Luis Suárez fueron titulares, y este último marcó un gol y tuvo protagonismo arriba. La goleada se interpretó como un accidente y la idea de que es mejor perder un partido por seis goles que seis encuentros por 1-0. El problema es que los dos siguientes resultados también se han saldado con derrotas y el Promesas no se sacude la imagen de conjunto frágil y descoyuntado, con el riesgo de que la deriva negativa se agrave y el vestuario se acabe fracturando.

En el último partido ante el Coruxo, Salvachúa destacó que su equipo fue superior en la primera parte, pero lo cierto es que incluso en ese tramo la línea defensiva evidenció muchas debilidades.

El Promesas de esta campaña empeora los inicios de las tres últimas temporadas en Segunda B. Para encontrar una versión tan pobre de resultados en los primeros partidos, hay que remontarse al curso 2008-2009, cuando acabó descendiendo a Tercera (no subió hasta el verano de 2014). Además, se produce la inevitable comparación con el reciente Real Valladolid B ganador y competitivo de Rubén Albés, un técnico que vuelve este domingo a los Anexos al frente del temible Celta B.

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