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Vientos de cantera

En defensa de la defensa

Javier yepes

Miércoles, 6 de diciembre 2017, 11:07

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Tras lo acontecido en el ultimo partido liguero frente al CD Numancia, y a la vista de que un marcador tan favorable como un 2-0, es volteado en los segundos cuarenta y cinco minutos, con errores defensivos importantes según se narra en las crónicas, me parece oportuno realizar alguna consideración técnica referente al caso.

Sigue siendo tan actual el viejo aforismo del «todo el equipo ataca, todo el equipo defiende» en relación al aspecto colectivo y grupal de este deporte, que se me ha hecho siempre muy difícil entender que cuando un equipo encaja goles, sea culpa en exclusiva de aquellos futbolistas que conforman el bloque defensivo.

De igual manera que me niego a aceptar que los tantos obtenidos por un equipo sean obra exclusiva de aquel que puso la bota, por no citar otras superficies de golpeo, en contacto con el balón antes de que este traspasase la línea de meta. Sin embargo, se felicita al que tocó por última vez y se suele olvidar, aunque cada vez menos, es cierto, al que dio el último pase.

Volviendo a la consideración inicial, quiero poner énfasis en que si los dos centrales de un equipo se enfrentan de manera sistemática a los delanteros rivales en condiciones de desamparo por parte del resto de compañeros, lo lógico es que tras la falta y la tarjeta iniciales, en la siguiente ocasión lo que amenazaba drama se acabe por consumar.

Otro viejo dicho futbolístico apunta a que son los jugadores del centro del terreno los que dan empaque al ataque con sus incorporaciones, al tiempo que proporcionan solidez a la línea defensiva con su ayuda, presencia y disputa frente al rival.

De igual forma esto se hace extensible en las jugadas a pelota parada. Da igual que haya siete que diez jugadores defendiendo un córner, por poner un ejemplo, si no se dan una serie de requisitos.

Sin actitud defensiva, tensión anímica para actuar decida y rápidamente y una colocación adecuada que abarque los tres espacios de remate y los dos de rechace, o segunda jugada, no hay posibilidad de éxito. Y por supuesto, que los futbolistas conozcan, por sabida y entrenada, la posición a ocupar.

No es mala o buena, pues, la defensa de un equipo, sino mas bien muy flojo o muy fuerte el momento defensivo de todo el equipo. De igual manera que Mata vive su momento dulce como goleador gracias a su esfuerzo personal, su motivación y decisión por llegar a estar en el sitio justo y en momento oportuno.

Algo tan cierto como que si no recibiese los pases, los centros o las dejadas de otros compañeros, no estaríamos hablando de lo mismo.

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