El Norte de Castilla
Real Valladolid

Empate a catorce

Acababa de finalizar el encuentro y el comentarista de TV requirió a Óscar para entrevistarle acerca de lo sucedido. La pregunta tópico saltó de inmediato: ¿que te ha parecido el partido?, a lo que el salmantino, directamente y sin dudas, respondió: «Extraño, feo y con poco juego»; entrado en calor informativo, añadió que «el punto no nos vale de mucho ni a nosotros ni a ellos», y terminó por reconocer que, «dadas las circunstancias, había que dar el punto como bueno porque sumar siempre es positivo».

¿Se puede resumir mejor, en una primera reacción auténtica y en caliente, lo que fue el partido?

¿Se puede ser más sincero reconociendo que el punto no es válido para ninguno, debido a las necesidades que ambos tienen de sumar tres por jornada? Y finalmente, ¿cabe más pragmatismo que reconocer que la suma del mismo es necesaria para alcanzar la necesidad a base de medias virtudes?

Que Óscar González es un tipo excelente, comprometido, medio en forma, multilesionado y permanente cabreado porque su ambición no le permite tolerar ni su situación ni la del Pucela, es algo que yo –con él no me equivoco– les puedo asegurar. Que esta temporada, y cuando más se le necesitaba, es medio jugador por culpa de lesiones interminables algo que le tiene amargado, también. Pero sobre todo, que ya de vuelta de esto sigue en la misma línea de no ocultar lo que piensa porque no sabe disimularlo, seguro.

Ayer, con tres frases, resumió perfectamente lo que ahora mismo es el equipo y el auténtico espíritu que anima a un grupo, de por sí desanimado por su trayectoria. Un grupo que pelea con mucha mas fe y empeño que convicción, y que del esfuerzo por no sucumbir ha grabado a fuego la idea de que la principal meta es no encajar. Luego, si el acierto individual nos regala un golito, será tiempo de soñar con la victoria.

Por ello, no es de extrañar que un espíritu ganador por naturaleza como el suyo ayer se doliese por el juego, valorara como poca renta el empate y finalmente se agarrase al botín para explicar aquello del seguir sumando, y de paso cumplir con los objetivos técnicos del poco a poco, pero siempre en ello.

Que el empate es un logro deseado, no me cabe duda; máxime, si valoramos el interés por que el equipo saliese indemne tras el temido arreón inicial osasunista. ¡Catorce empates, catorce puntos!