El Norte de Castilla
Real Valladolid

LEJOS DEL ÁREA

Que ruede el balón

El fútbol es un deporte que tiene sus peculiaridades; algunas casi tan irritantes como los gobernantes que dirigen la competición. Prueba de ello es la manera en la que los pucelanos empezábamos el verano (en su mayoría desolados) y la actual situación de ilusión que ya parece generar Rubi.

Les confesaré que, hasta hace unos días, yo mismo estaba hastiado de ver a 22 hombres persiguiendo un esférico. Un descenso merecido y precedido de mal juego vino acompañado de la dura eliminación de España en el Mundial. Desde entonces, dieta televisiva y abstinencia de prácticamente todo lo que tuviera que ver con el balompié. La chapuza de la LFP, con Mirandés y Murcia de por medio, tampoco ayudaba a superar el empacho de (mal) fútbol.

En estas llegó nuestro míster, un tipo joven, trabajador y, parece ser, con gusto por la pelota. Y con él gente como Braulio, que ha sabido fichar con paciencia a jugadores en su mayoría poco exóticos y de perfil medio, muy válidos para Segunda. A todo esto muchos abandonaron el barco (se echará de menos a muy pocos), mientras que otros como Marc, Óscar, Rubio o Rueda decidieron quedarse para volver a ser nuestra columna vertebral. Casi sin darme cuenta me encontré el pasado sábado frente a la tele, más de media hora antes del pitido inicial, ya con mono de lo que hasta hace unos días llegué a odiar.

Les aseguro que era muy reacio a volverme a ilusionar con el Pucela. Pero ahí están un míster que ya ha hecho olvidar a un tal Juan Ignacio, jugadores que prometen espectáculo como Jeffrén, Roger o Leao y lo más importante de todo, esa sensación de que todo pasa a un segundo plano cuando los nuestros defienden la zamarra blanca y violeta. Un año más, y ya van unos cuantos, tendré que sufrir desde la distancia; lo cual engrandece mi pasión por Valladolid. Ironías de la vida, parte del actual cuerpo técnico pasó por Benidorm. Quizás sea una señal. El fútbol, aún con sus muchas cosas malas, siempre será una vía de unión con mi tierra y mis colores. Además, los goles y las gestas siempre saben mejor después de ci erto sufrimiento. Tengamos paciencia . Hay margen de mejora, los mimbres no son malos y aún quedan nombres por llegar. Que ruede otra temporada el balón, que juega el equipo de mi ciudad. ¡Áupa Pucela!