El Norte de Castilla
Real Valladolid

en blanco y violeta

La voz del gol

Rubén Pérez, en la cabina donde pone la locución a los partidos del Real Valladolid.
Rubén Pérez, en la cabina donde pone la locución a los partidos del Real Valladolid. / Izquierdo
  • Rubén Pérez es el hermano mayor de Juan Carlos, el entrenador del equipo de rugby El Salvador, nieto de futbolista e hijo de actor y humorista. «A veces lo que me gustaría chillar desde el micrófono del estadio es: ¡Árbitro, eso no ha sido penalti!», señala.

Pues resulta que el abuelo de Rubén Pérez (Valladolid, 1975) fue Mariano Pérez La Rosa, un centrocampista-delantero que jugó dos campañas –de la 44 a la 46– en el Real Valladolid de los Coque, Vaquero o Antonio Barrios. Y sucede también que su padre, José Pérez, fue un destacado actor, humorista, imitador y ‘clown’ que, cuando vio nacer a su segundo hijo, decidió apostar por la seguridad en el trabajo en un banco y olvidarse del romanticismo de las galas menos fiables para sacar adelante una familia. Este segundo vástago es Juan Carlos, actual entrenador del equipo de rugby de El Salvador de División de Honor.

Con estos mimbres es más fácil pergeñar la cesta de Rubén, quien también hizo unos pinitos en el rugby, aunque no de fino estilista: «Era un segunda, tercera, de los que meten la cabeza», apunta, y de portero de fútbol sala en el equipo del banco de su padre.

Tras estudiar en la Escuela de Arte Dramático, corría el año 1998, le surgió la oportunidad de trabajar en el Real Valladolid. «Necesitaban mejorar el sistema de sonido y un ‘speaker’ y así entré». Con esta será su decimoséptima campaña al frente de la voz del Estadio Zorrilla. «Era el año de Sergio Kresic como entrenador, con Juan Carlos, Víctor, Peternac, Caminero, Eusebio…», indica. Y es que Rubén ya iba al campo de fútbol con su padre y con su abuelo desde muy pequeñito, y no se le puede negar su condición de aficionado y hasta de forofo blanquivioleta.

Polifacético además, Rubén ha trabajado como actor de teatro con Juan Antonio Quintana y con la Compañía Nacional de Teatro Clásico. Ha sido Don Rodrigo en ‘El Caballero de Olmedo’, Sancho Panza, en una adaptación de la obra de Cervantes o Don Enrique, en ‘El Médico de su honra’. Es la voz de continuidad de Televisión Castilla y León, y en Madrid ha puesto su dicción también en series infantiles como Dora La Exploradora o Bob Esponja. Así que entre el doblaje, la grabación de cuñas de radio o el teatro, además de su aportación en el Estadio, no le sobra el tiempo.

Desde su cabina de la zona sur, presenta el partido, pone los himnos, las alineaciones, los cambios, anima y canta los goles. Un ordenador, una mesa de mezclas para la música, micrófono, una televisión y unos prismáticos para, en muchas ocasiones, poder adivinar el cambio que se va a producir, son sus herramientas de faena. «He vivido, creo, tres ascensos y tres descensos. En algunos de esos partidos en los que nos jugábamos la permanencia, lo vives como un forofo porque soy de Valladolid y del equipo y me ha llegado a faltar la voz». Pero ni el gol de la dupla Víctor-Llorente a los siete segundos de partido en enero de 2008 le pilló desprevenido. «Una parte importante de mi trabajo es bajar continuamente el micrófono», señala Rubén, «porque como cualquier espectador, comento el partido: ¡Pasa, tira, al hueco, fuera de juego…! Y si no se oiría todo. Aunque a veces lo que me gustaría chillar desde el micro es: ¡Árbitro, eso no ha sido penalti!».

Como dice Rubén, «ni en los partidos del Barcelona, ni en los del Real Madrid». Al público del Pucela, al que siempre se le acusa de frío, se la escucha sobre todo en los momentos de tensión y en los encuentros en los que de verdad nos jugamos algo, pero los ánimos se encienden sobre todo con el árbitro: «Ahí Zorrilla ruge». Un estadio, por lo demás, que está deseoso de escuchar Kernkraft 400, Zombie Nation, del DJ Splank con el que se celebran los goles blanquivioleta desde que un día Carlos Suárez recomendó este tema porque lo había escuchado en otro campo de Primera. Antes la música era de Boney M.

Rubén admira los campos alemanes donde el público contesta y se interrelaciona con el locutor. Otros modelos más jocosos para presentar a los jugadores que se han prodigado en la escuela sevillana (‘Joaquín, la finta y el sprint’), al parecer no triunfarían aquí. «Aquí no cuaja. Las gracias, de Madrid para abajo», opina rotundo.

Por si acaso, un día te animas, Rubén, ahí dejo unas ideas:

Con el unooooo, Javi Varas, las que te vengas las paras.

Con el cuatroooo, Marc Valiente, ordenado y potente.

Con el nueveeee, Roger, tu gol es mi placer.

Aúpa Pucela.