El Norte de Castilla
Real Valladolid

desde la banda

Por el buen camino

Decía Cantatore que en el fútbol el único que se divertía era el que ganaba y es que los tres puntos son la mejor medicina que existe contra el desánimo. Tras el empate en Anduva del pasado sábado ha vuelto a salir el espíritu agónico que nos caracteriza a los castellanos. Obsesionados con el gol, no nos damos cuenta de que somos el mejor equipo defensivo de la liga. Nos olvidamos de que los mejores equipos en Segunda son los que mejor defienden. Un simple vistazo histórico a los pichichis de segunda de las últimas temporadas nos deben identificar el objetivo. Y es seguro que el año pasado acabó mas contento Xavi Irureta con su premio Zamora de segunda ascendiendo que Borja Viguera con su Pichichi salvándose del descenso en el último segundo de la temporada.

Con la proyección de 2,09 puntos por partido que llevamos hasta ahora, acabaríamos la temporada con los 88 puntos de la temporada de Mendilibar. Con los 0,75 goles en contra por partido acabaríamos con cuatro goles menos que aquella recordada temporada.

No ser crítico o ser excesivamente autocomplacientes con el equipo nos puede llevar a empezar a hacer las cosas mal de la misma forma que ser demasiado exigente puede provocar un exceso de responsabilidad que tampoco es bueno.

Tenemos una plantilla corta. Voluntariamente corta. De tal forma que muchos creemos que este año se han hecho las cosas bien. Rubi está repartiendo los minutos de forma inteligente y es difícil saber quiénes son titulares y quiénes suplentes. Quizá sin las lesiones, la rotación habría sido otra, pero el caso es que a estas alturas la plantilla parece lo suficientemente competitiva como para luchar por el objetivo con garantías.

Siempre he querido distinguir entre jugar bien y bonito. No creo que nadie recuerde a Cantatore por su fútbol. Le recordamos por sus resultados. Con él acabamos séptimos y fuimos el tercer equipo menos goleado. Jugábamos bien porque sabíamos a qué teníamos que jugar y logramos ponerlo en práctica.

Esta temporada me recuerda bastante a las del chileno. Sabemos a qué hay que jugar y lo estamos haciendo bien. Lo que hay que mejorar nos lo dará el tiempo si las lesiones dejan de cebarse en la plantilla.

Como decía San Agustín, «es mejor cojear por el camino que avanzar a grandes pasos fuera de él».