El Norte de Castilla
Real Valladolid

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Una afición en la encrucijada

Ángel, Félix, Roberto, Mario y Borja.
Ángel, Félix, Roberto, Mario y Borja. / Izquierdo
  • blanco y violeta

  • Mario, Félix, Borja, Ángel y Roberto son algunos miembros de la Peña El Infierno de Zorrilla, que este año celebra sus 20 años de vida

Cuando Félix Puertas puso en marcha hace veinte años la peña El Infierno de Zorrilla junto a otros cuatro compañeros no pensó en ningún momento en Dante Alighieri. La alusión al lugar satánico le vino por algo más mundano como es el insufrible frío que en ocasiones se padecía en el estadio del barrio de Parquesol. Dos décadas después, Félix continúa fiel como presidente conduciendo aficionados a la causa cual si fuera Virgilio, aunque sus compañeros fundadores encontraron en su Beatriz particular la razón de haberles apartado de la pasión y el ‘pecado’ blanquivioleta.

Un viaje a Madrid con el equipo fue el factor que actuó de mecha. A partir de este momento, la peña ha pasado por diferentes momentos. Ha llegado a tener hasta cuarenta socios, y ahora que cumple dos décadas, manifiesta el propio Félix «es cuando mejor estamos y más cosas hacemos». Su ubicación, como relata su hermano Mario, «es globalizada». Ni tienen una sede física en la ciudad ni en el estadio, ya que algunos de los componentes se sitúan en Preferencia, otros en la Grada de animación y otros en Tribuna Norte, aunque se juntan antes del partido en los Anexos y también en los desplazamientos con el equipo. Son una peña bastante viajera que ha acompañado al equipo de fútbol, pero también al de balonmano y al rugby. Además, metida de lleno en las nuevas tecnologías: tienen un blog, 1.400 seguidores de Twitter y realizan material de ‘merchandising’ como camisetas, bufandas, banderas y llaveros que se engalanan este año con la celebración, el próximo 5 de marzo, de su 20 aniversario. Y dos bufandas, una de invierno y otra de verano. Que el contexto lo requiere.

Entre el cielo y el infierno, la ciudad, el escudo y sus sentimientos, estos son los lemas que marcan su devenir. Las referencias blanquivioletas, como aficionados jóvenes que son, con media de 30 años, circundan hacia el Real Valladolid de Mendilibar, un poco más allá con Cantatore, aunque su memoria futbolística es bastante más prolija. Les hubiera gustado vivir el campo viejo de Zorrilla, que no conocieron; los momentos importantes y los títulos como la Copa de la Liga, la final de la Copa del Rey o jugadores como Coque. También «las dos décadas de los 50 y los 80, las épocas de oro del club», relata el funcionario Ángel García. Desde 1995 vivieron en sus carnes el primer descenso, casi diez años después de la fundación de la peña. «Fue en 2004 con la última victoria al Villarreal 3-0 y el gol de Caminero que no sirvió de nada», apunta el benjamín Roberto Gómez. Este hecho ya comenzó a curtirles.

Borja, socio desde pequeño y piñero de profesión, se queda con el 3-1 al Betis en el que el equipo se jugaba la permanencia. «Ese día recuerdo que te sale algo de dentro. La salvación es más grande que para el Madrid o Barcelona ganar la Liga». Ángel, que también lleva yendo al fútbol desde chico, se queda con la temporada de Mendilibar. «Acudías a los campos sabiendo que ibas a ganar. Me acuerdo del desplazamiento a Salamanca con 4.000 vallisoletanos».

Mario, el portavoz y uno de los principales dinamizadores de la peña, cree que ese mismo año «el ascenso en Tenerife con Mendilibar donde estuvimos presentes fue lo más. La campaña comenzó con carencias y dudas, pero se sacó el carácter ganador de ese equipo. La remontada contra el Poli Ejido fue clave. No nos cansábamos de ganar. Me acuerdo de la vaselina de Manchev; creo que hasta lloré». Roberto rememora el empate a uno en Sevilla contra el Betis y la permanencia. «Todavía tengo en mente el paradón de Asenjo, pero antes lo mal que se pusieron las cosas con el cambio de Pedro León por Aguirre, a la postre el héroe del partido con su gol. Ese día nos encontramos a un italiano y le llevamos al campo. Le hicimos ya del Valladolid», relata.

El más veterano Félix remite a un partido contra el Atlético de Madrid del doblete en el que el Valladolid, que iba último, ganó allí con dos goles de Peternac, pero también al anecdotario de un viaje a Sevilla en los prolegómenos de la Semana Santa, en la que «una cofradía de Triana dejó el paso aparcado en el suelo unos momentos cuando vieron llegar a nuestra peña para animarnos a ganar a esos ‘palanganas’ y hacerles bajar a Segunda». Cosas de los sevillanos.

Toda esta amalgama de momentos vitales, viajes y experiencias con el telón de fondo de la afición por un club choca ahora con la situación que comienzan a sentir los hinchas tras las medidas adoptadas para controlar la violencia en el fútbol.

Según Mario y el resto de miembros de la peña, «el fútbol se está convirtiendo en un espectáculo para verlo desde casa y pagarlo por televisión. O si no, lo que nos piden es ir al fútbol como si vas al cine o al teatro. Vas y luego, si te gusta, aplaudes al final».

La opinión de estos amigos es unánime: «Cada vez se lo ponen más difícil al aficionado normal. Pensamos que con las medidas impuestas no se persigue ni a ultras ni a violentos –que seguirán actuando y fuera de los estadios–, sino al público en general y no nos pueden meter en el mismo saco», comentan. «Con las multas ya impuestas están matando moscas a cañonazos, porque cualquier cántico va a estar sancionado y no nos podemos olvidar de que todo el mundo puede, aunque sabemos que no está bien, en un momento determinado calentarse y decir un comentario salido de tono».

El ambiente verdadero de fútbol es el que va a ser afectado. «Al paso que vamos se va a escuchar hasta el mascar de las pipas en los campos». Lo dicen los del infierno. Para ellos no está siendo una ‘Divina comedia’.