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Hernán Pérez intenta golpear el balón de forma acrobática. / G. VILLAMIL

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El Pucela resuelve en la primera parte y sufre en la segunda

  • Roger y Óscar marcaron los goles del Real Valladolid ante un Mirandés que fue superior tras el descanso

El Real Valladolid superó su crisis de tres derrotas seguidas con una victoria ante el Mirandés, pero no despejó todas las dudas que rodean al equipo. El conjunto de Rubi salió al campo mucho mejor que en choques precedentes y con varias novedades en el once inicial: Álvaro Rubio fue la pareja de David Timor en el centro, Óscar volvió a la mediapunta y Roger Martí ocupó el puesto de 'nueve' desde el inicio seis meses después de su grave lesión.

Peña pudo abrir el marcador tras un desafortunado despeje de Cantero que comprometió a Razak y un centro de Hernán Pérez acabó en el travesaño del Mirandés después de un cabezazo hacia atrás de Ortiz. Las aproximaciones al área visitante dieron sus frutos cuando Óscar González se inventó uno de sus pases mágicos para asistir a Roger, que aguantó la embestida de Álex Ortiz y logró el 1-0 de tiro cruzado. Zorrilla celebró a lo grande el gol del Pistolero, cuya ausencia ha lastrado al Real Valladolid. A los dos minutos del primer gol, Hernán Pérez tiró una diagonal hacia dentro y otorgó una gran asistencia a Óscar. El mediapunta picó el balón ante Razak y, en un abrir y cerrar de ojos, el Pucela ya mandaba por 2-0.

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El triunfo parecía encarrilado. En el descanso, flotaba una sensación de superioridad local y la grada andaba animada. Sin embargo, el Real Valladolid no logra tener continuidad y se desenchufa con facilidad, un pecado capital durante toda la temporada. Carlos Terrazas sorprendió y retiró de una tacada al goleador Urko Vera y al lateral izquierdo Kijera. Juanjo, la nueva referencia ofensiva del Mirandés, no tardó mucho en marcar. En el minuto 46, le ganó la espalda a un despistado Rueda, recibió la asistencia de Cantero y batió a Varas.

El Real Valladolid comenzó a desaparecer y Rubi inició la ronda de cambios. Trató de añadir músculo al centro del campo, pero no quitó a Álvaro Rubio en un primer momento: dio entrada a Leao y desplazó al riojano hacia la mediapunta. El sacrificado fue Óscar. Luego, entró Jeffren por el desaparecido Mojica. Y más tarde, Pereira por Álvaro Rubio. El Pucela no reaccionó y sufrió hasta los últimos instantes. Los nervios se apoderaron del equipo, pero, a pesar de todo, el Real Valladolid logró mantener el resultado. La victoria no borra de un plumazo las dudas anteriores, pero, al menos, sirve para acabar con la mala racha de derrotas e insufla algo de oxígeno a la plantilla y al entrenador. La primera parte fue ilusionante. La segunda, para olvidar.