El Norte de Castilla
Real Valladolid

El Pucela busca al 16º técnico para el 15º año de la era Suárez

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Rubi, el 15º entrenador de la era Suárez, solo está pendiente de la liquidación. G. VILLAMIL

  • Braulio Vázquez ultima el fichaje de un entrenador para el que el ascenso sería la única garantía de permanecer en el Real Valladolid

Si apuntamos al máximo responsable, el culpable de la deriva de las últimas catorce temporadas del Real Valladolid sería el presidente, Carlos Suárez, por encima de sus pichichis, sus centrales, sus carrileros o el acierto de sus porteros. Aunque, como ocurre en cualquier esfera de poder, siempre hay un intermediario –el entrenador en este mundo– que vive la gloria o paga la factura en el mismo momento en que la pasan. En las catorce temporadas que suma Carlos Suárez como presidente, con ocho temporadas en Primera, seis en Segunda, dos descensos y otros tantos ascensos, huboquince entrenadores, que en ocasiones apenas ‘tocaron pelo’ (Torres Gómez, un partido en la temporada 2010/2011 entre Antonio Gómez y Abel Resino) o que batieron récords de permanencia (Mendilibar, 138 partidos en cuatro temporadas, tras lograr el ascenso en su primer año en Zorrilla). En medio, hay también un director deportivo, otra estrella o chivo expiatorio, según el resultado de la temporada, que asume, más atenuadas, las consecuencias del éxito o el fracaso.

  • Los 15 entrenadores de las 14 temporadas que Carlos Suárez suma como presidente del Real Valladolid

El Real Valladolid está a días, acaso horas, de cerrar la contratación del que será 16º entrenador de la era Suárez, siempre con el permiso de la Comisión de Seguimiento y Control del proceso concursal, que debe dar el visto bueno a cualquier operación que supere los 50.000 euros si el equipo milita en Segunda División, como es el caso.

Braulio Vázquez, director deportivo del Real Valladolid, ha ofrecido unas cuantas margaritas a otros tantos candidatos que están deshojándolas para decidir si aterrizan en Zorrilla, a sabiendas de que el club no aceptará otro resultado que no sea el ascenso a Primera División, que, probablemente, sea el salvoconducto para la renovación del contrato, por una parte, y la garantía de la retribución diferida de una buena parte de un salario que en principio será magro, porque así lo exige la economía del club.

Aunque Vázquez asume la máxima responsabilidad del área deportiva, la llegada de un nuevo entrenador marca el inicio de una temporada diseñada, de nuevo, para entrar en la élite. La situación económica del club –viable según el presidente, pero ajena a los extraordinarios beneficios que se prevén para los ‘primeras’, tras el adelanto del nuevo sistema de la venta de derechos televisivos, exige un ascenso que reportaría ingresos suficientes para liquidar la deuda pendiente y empezar a rediseñar un club con vocación de permanencia en la élite del fútbol nacional.

El Real Valladolid ha sido una especie de Guadiana que no termina de encontrar su sitio en Primera. En las 14 temporadas de Suárez, el Pucela ha militado tres en la categoría de oro, antes del primer descenso a Segunda, de donde lo sacó Mendilibar a los dos años. Después jugó otras tres temporadas con la élite, antes de un nuevo descenso, que no pudo evitar Javier Clemente. Dos años después, Djukic devolvió al Pucela a Primera, en su debut en el banquillo del Zorrilla. Y dos años después, en la temporada 2013/2014, a Juan Ignacio Martínez se le fue la categoría de entre las manos, al quedar penúltimo en la clasificación. El 18 de mayo, tras perder con el Granada en Zorrilla, se sustanció el descenso, acompañado por el Osasuna y el Betis. El primero, hoy, está a punto de desaparecer como club. El segundo ya es equipo de Primera. El Valladolid tiene por delante, sea quien sea su entrenador, otra temporada en Segunda.