El Norte de Castilla
Real Valladolid

PUERTA 17

Inflexión contraria

El año nuevo ha comenzado en el Real Valladolid prácticamente como lo acabó en 2015 y como lleva siendo la tónica durante toda la temporada 2015-16: a la derrota en Girona prosiguió un empate en casa ante el Elche. Es verdad que hay partidos en los que el equipo ha experimentado una leve mejoría con Portugal, el listón estaba muy bajo, pero seguimos siendo incapaces de mantener cierta regularidad y continuidad.

Sin ir más lejos, el partido ante el Elche generamos ocasiones y nos faltó puntería ante un agigantado Javi Jiménez. No fue la inoperancia de la jornada anterior, pero sigue sin valer para ni siquiera sacar los tres puntos en casa y ante un rival que por oportunidades, fue inferior al Real Valladolid.

Pensar que esta temporada podemos estar en otra pelea que no sea la permanencia en la Liga Adelante es un ejercicio de negación de la realidad. Vivimos en un constante querer y no poder, intentar ilusionarnos pero sin ningún motivo tangible y sin ningún tipo de ambición por parte de ningún estamento del club más allá de agarrarse a una buena racha para poder creer que somos más de lo que estamos demostrando.

Durante toda la temporada yo me he equivocado y he pensado que no éramos tan flojos, que dado el nivel de la categoría podríamos optar a los puestos de promoción de ascenso, pero ha llegado el momento de asumir la realidad; que no hay más cera que la que arde. Es duro y triste aceptar que el Real Valladolid será un equipo más en la Liga Adelante, que, tras llegar al ecuador de la campaña la segunda vuelta, deberemos conformarnos con seguir en Segunda División.

Es imposible pensar en otra cosa con la actual fragilidad defensiva del equipo. La nula actividad del equipo tras la pérdida facilita la transición ofensiva de los rivales y destapa todavía más las carencias de la línea defensiva. Por ende, cada pérdida propia provoca sensación de peligro rival independientemente de la altura a la que se produzca.

Hasta el lunes previo al partido de Girona, era aún portador de cierta esperanza sobre la temporada pero lo siento, soy incapaz de no dejarme llevar por la resignación y la decepción. El punto de inflexión que buscaba hasta ahora para conseguir ilusionarme, consiguió precisamente lo contrario.