El Norte de Castilla
Real Valladolid

El Real Valladolid suma un punto que sabe bien pero sirve de poco

fotogalería

Un jugador del Almería intenta proteger la posesion del balón. / G. VILLAMIL

  • Juan Villar logra el gol del empate en la prolongación, pero el equipo saca de nuevo a la palestra todas y cada una de sus carencias

El Valladolid sumó un punto en Zorrilla ante uno de los equipos de abajo. Pero el punto, logrado en el descuento gracias a la calidad individual de Villar, no debe tapar el bosque. Demostró que el Pucela que ha recuperado la senda del mal juego, de la falta de fe, de la parsimonia, de la ausencia de profundidad. Los blanquivioletas no merecieron el empate. No por ocasiones, que si las tuvieron, sino por actitud. Si haces las cosas como tienes que hacerlas solo si encajas un gol, va a ser difícil que acabes superando al rival. En una competición como la Liga Adelante, en la que el decimosexto golea al líder, el que marca primero tiene mucho ganado. O empatado.

El Valladolid tiene muchas carencias, lo que podría ser hasta comprensible, pero que no se entienden que no se traten de arreglar desde el banquillo. La parsimonia del Pucela nace del aparente pasotismo del técnico, que tarda en reaccionar y al que le cuesta tomar una decisión demasiados minutos.

Y es que fue mala la primera mitad pucelana. Salvo los 10 primeros minutos, y tampoco era para tirar cohetes, el equipo de Portugal fue muy plano en su juego. Ante la defensa de cinco de los de Gorosito el Valladolid no encontró en ningún momento de los primeros 45 minutos la llave que pudiera abrir la caja fuerte de los del sureste. Pese a que el Almería juega con el mismo esquema que el Mirandés, los locales no parecían haberse enterado y se empecinaban en buscar o balones largos o combinaciones por el centro. Y así era imposible . El 5-4-1 planteado por Gorosito solo era superable con balones entre los centrales y el lateral, pero para eso Rennella, Guzmán, Mojica, Chica y Moyano tenían que estar muy activos No era el caso. El ataque del Real Valladolid partí siempre de espaldas a la portería de Casto. Y eso es dar ventaja a los defensores

Así las cosas, un remate de Juanpe fue lo más peligroso de los pucelanos. Es cierto que Kepa no tuvo que estirarse en ninguna ocasión, pero no lo es menos que lo más peligroso lo hizo el Almería. Pozo y Quique, el ex da la cantera vallisoletana, tuvieron sus opciones. Pero el Almería está donde está por algo, no por cuestiones de azar.

Y, como suele pasar, fue el Almería el que salió mejor. Tanto que en Quique marcaba en la segunda jugada de ataque. El vallisoletano, socio del club y blanquivioleta de corazón, no solo no celebró el tanto sino que pareció fastidiado por haberlo logrado.

Sea como fuere, el golito despertó lo mejor del Pucela, que empezó a ser un equipo. Al menos durante media hora. Pero solo eso. Poco a poco se fue diluyendo el impulso y la grada fue perdiendo fe según veía como los errores de la primera parte se repetían con sólida perseverancia. Moyano, es cierto, envió un balón al palo; y Roger estrelló un balón en Casto con todo a su favor; y Guzmán mandó fuera por milímetros una pelota desde dentro del área pequeña. Pero eran arreones que no tenían continuidad.

Con lo que no contaba nadie era con la ausencia de picardía de lo rivales. Deseoso de perder tiempo el rival llevó el balón al corner, pero sacó una falta al revés, cometió fuera de juego y en la contra el Pucela forzó un saque de esquina que fue la antesala del gol.

El estallido de júbilo es lógico, pero el Pucela vuelve a ser el equipo sin rumbo que provocó la destitución de Garitano. Suárez, que tuvo que abandonar el palco producto de una súbita bajada de tensión, sufre en primera persona la ansiedad de un grupo que quiere pero no puede. Y si no se sube el año próximo el Valladolid será un equipo de canteranos y el objetivo ya no será el ascenso, sino la permanencia.