El Norte de Castilla
Real Valladolid

Desde la banda

Un paso a un lado

Hace no mucho escribía que me daba más miedo la deriva social que la deportiva del Real Valladolid. Pocas semanas después hemos comprobado que ni jugándonos la vida y con entradas gratis hemos tenido entradas aceptables en Zorrilla. Ni siquiera los abonados han ido. Cierto es que los tres últimos partidos en casa han sido con fines de semana largos en dos de los casos y en martes este último, pero eso no debe esconder una realidad que habla de un abandono de la masa social al club.

La semana pasada acababa diciendo que la mejor campaña de abonados para la temporada siguiente sería preguntar al abonado disidente por qué se ha ido y qué querría para volver. No con una encuesta dirigida, sino con una de esas tormentas de ideas que hoy en día lo solucionan casi todo.

No quiero convertirme en exégeta de los aficionados, pero creo que a estas alturas el problema es Carlos Suárez. Convertir un club de fútbol en su empresa está expulsando a la gente del estadio. Pero no solo del estadio. Es que ya no podemos decir que la gente no va al fútbol porque es un aficionado de barra de bar. La gente se ha desenganchado y ni siquiera lo ve por la tele.

Quiero dejar claro que creo que a Carlos Suárez le importa el club. Y además creo que por el hecho de que es un negocio, su negocio, le importa de corazón. Doy por hecho también que Carlos Suárez es un tipo inteligente. Recordemos que entra en el club cuando el Real Valladolid tenía las horas contadas porque Caja España no nos daba un préstamo por 60 millones de las antiguas pesetas. Hoy en día, aunque con una deuda sobredimensionada y tras un periodo de intervención durante el proceso concursal, hemos logrado no aparecer desde hace varios años en los equipos que puedan descender por impagos.

Por eso yo no creo que la solución sea que se venda el club a otro que quizá le haga bueno. La solución es que se aparte de la primera línea. Que nombre a un gerente ejecutivo y que él se quede para firmar los talones o negociar publicidad, camisetas, derechos. etc. Pero que no vuelva a decidir nada en lo deportivo. Que si alguien se equivoca por traer a un entrenador porque es su amigo, que sea un profesional y no alguien que como él dice no sabe de fútbol.

Yo a Carlos Suárez le agradezco todo lo que ha hecho, pero le pido que dé un paso a un lado. Ese paso será un paso pequeño para un hombre, pero un gran paso para el Real Valladolid.