real valladolid
Antes de hablar de fútbol, tengo que destacar la enorme alegría que me produjo que el Atlético Valladolid visitase la cancha del Balonmano Benidorm, ciudad en la que habita este pucelano. Poder ver a Fernando Hernández (pese a que el equipo realizó un mal partido) y a los demás juntar sus brazos en cada tiempo muerto y gritar «¡Uno, dos tres… Pucela!» me produjo un cosquilleo que me remontó a la época en la que el Balonmano Valladolid metía miedo por toda Europa. Espero que este nuevo proyecto en Asobal, pese a que muchos no están de acuerdo con la fórmula utilizada para crear el club, dure muchos años y siga haciendo disfrutar a Valladolid, como lo hacen las chicas del Aula, de este gran deporte.
Hecho este inciso, tenemos que felicitarnos por los resultados que está consiguiendo el conjunto de fútbol de la ciudad. Nuestro Real Valladolid ha encadenado cuatro encuentros seguidos sin perder y está dejando buenas vibraciones a la afición. Son, seguramente, sensaciones parecidas a las que teníamos muchos cuando el Pucela no traducía ese juego en puntos, pero siempre hay que celebrar que el trabajo venga acompañado de buenos números. En una competición tan larga, la clave puede estar en llegar a enero o febrero con las opciones de ascenso intactas y, como es el caso, esto es más fácil si se juega con una buena base.
Muchos analistas destacan que este año ha habido más paciencia con el conjunto y con el técnico cuando las cosas no marchaban bien. Buena parte de la afición confiaba en que esas ganas y tesón que otros años faltaban pronto vendrían acompañadas de victorias y no se equivocaban. Me gusta ver a mi equipo unido, alegre, sin divos ni malos gestos, donde gente como Moyano o Leão parecen jugadores diferentes en esta nueva temporada.
Este Real Valladolid ha conseguido que volvamos a disfrutar de ver partidos de los nuestros (no hace mucho algunos vagaban por el verde) y así, es más fácil que los guarismos acompañen. Bravo por las plantillas comprometidas y unidas, que saben a lo que juegan y hacen disfrutar, pese a que como ante el Zaragoza no lleguen los goles. Este es el camino para seguir vivos hasta que llegue la recta final de la Liga. Después, si siguen esas ganas y esa alegría, se podrá pensar en metas mayores, acordes a esta histórica entidad. ¡Sigue así, Pucela!
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