El Norte de Castilla
Real Valladolid

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El sabio refranero castellano tiene un dicho que reza: «La probabilidad de hacer mal se encuentra cien veces al día; la de hacer bien, una vez al año». Hay otro que dice que «errar es de humanos y rectificar de sabios». Y otro que dice que «el día de la Epifanía se ven la estrellas a mediodía». Juntando los tres refranes sale como resultado un partido de fútbol el día de Reyes a las cuatro de la tarde. Ya sé que no es mediodía ni los jugadores de Real Valladolid y Reus, estrellas, pero el refranero español no tuvo en cuenta la posibilidad de que hubiera fútbol el 6 de enero a las cuatro de la tarde. Sería ventajista por mi parte pedir un boicot a los ocho mil de siempre y pedirles que no acudan ese día a Zorrilla. Es ventajista porque yo no voy a ir porque no puedo, y si pudiera, quizá fuese a ver al Pucela a esa hora o a las dos de la tarde. Pero lo voy a pedir. Espero que nadie vaya esa tarde a Zorrilla y quiero explicar mis razones.

Primero, porque me parece una falta de respeto al aficionado. Ya no por el tema de que, de las nueve franjas horarias en las que se pone fútbol, más de la mitad son en horario comercial. El tema es que en un día único en el año, un día de comida o merienda en familia, se fija el partido a las cuatro de la tarde. No creo en la torpeza, creo en la maldad. Creo que es una provocación a la que debemos responder. Segundo, porque creo que es innecesario. Ese es un fin de semana como cualquier otro del año. Tiene su viernes noche y su sábado y su domingo con sus veinticuatro horas. Es absolutamente innecesario poner un partido el viernes a las cuatro de la tarde.

Tercero, porque no creo que por encima de los aficionados esté el interés del equipo y haya que ir a apoyar en un partido importantísimo. No, esto es de los aficionados y sin nosotros no habría ni fútbol, ni club. Aquí sí se sabe si fue antes el huevo o la gallina. Esto es el deporte rey por nosotros.

Tan claro tengo que esto es un tiro en el pie del fútbol, que si yo fuera Carlos Suárez ya habría dicho que no nos presentamos a ese partido a esa hora. Es una cuestión de dignidad. De defender lo nuestro y a los nuestros. Porque esto no es culpa del fútbol moderno. Es culpa de la estupidez de quien lo decide y del engreimiento de los que no rectifican.