El Norte de Castilla
Real Valladolid
Renzo Zambrano pugna con un rival del Guijuelo.
Renzo Zambrano pugna con un rival del Guijuelo. / A: MIngueza

Segunda División B

El Promesas hace de los Anexos su fortín

  • Un gol de penalti de Samanes bastó para tumbar a un Guijuelo que sigue en caída libre

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El Real Valladolid B no pierde el hilo en los Campos Anexos, donde ayer loncheó a un CDGuijuelo que sigue hundiéndose en los abismos del Grupo I de la Segunda División B. El triunfo sirve al filial blanquivioleta para curarse las heridas abiertas tras la goleada a domicilio ante el Caudal y para recuperar muchas de sus esencias colectivas. En un partido espesado en ataque, el equipo de Rubén Albés supo fortificarse y mantener la ventaja obtenida en el primer tramo de la segunda parte. Un gol de penalti marcado por Samanes bastó para obtener la victoria y condenar un poco más al alicaído conjunto salmantino. Las voces de Jordi Fabregat, técnico del Guijuelo, atronaron en el vestuario visitante tras la derrota.

El fuerte viento impidió al Promesas desarrollar toda su esencia técnica: el partido transcurrió descontrolado durante los primeros minutos. Albés concedió carrete a Zambrano en el once titular y el venezolano pudo olvidar momentáneamente las penas de haberse quedado sin oportunidades en el primer equipo con el fichaje de Cristian Espinoza. Dani Vega, percutiendo desde la derecha, protagonizó la primera jugada de calidad en una acción abortada por la zaga del Guijuelo.

El Real Valladolid B halló aproximaciones al área de Kike, aunque sin llegar a finalizarlas. El Guijuelo cayó en la cuenta de que el viento podría servirle como aliado y se dedicó a probar a Dani Hernández desde ubicaciones inverosímiles. Un disparo a ninguna parte de Aitor Aspas cayó a plomo sobre el portero blanquivioleta y le recordó la necesidad de extremar las precauciones. En días tan ventosos como el de ayer cualquier melón se convierte en un misil. Dani Hernández también supo medir las distancias para no verse sorprendido por traicioneros lanzamientos lejanos.

El Guijuelo endureció su juego con el paso de los minutos, pero el Promesas no perdió el compás. Iván Martín se coló en el área a pase de Renzo Zambrano en una falta botada con rapidez y Arroyo apretó el gatillo después de un córner en una ocasión diáfana, solventada con un guante prodigioso del portero visitante Kike. Tras el paso por vestuarios, el Real Valladolid B compareció con algo más de aplomo, ya que el partido se había descarriado en los últimos minutos de la primera mitad, merced a la inacción del colegiado Espasandín Cores, demasiado permisivo en las cargas.

El Promesas anunció más fútbol con una bella acción de toque. Samanes reclamó una primera cuota de protagonismo tras culminar con un disparo escorado una jugada creada entre Iván Martín y Dani Vega. Instantes más tarde, el extremo izquierdo volvió a romper por dentro y fue derribado en el área por el central Héctor. El propio Samanes convirtió el penalti y otorgó al Real Valladolid B una ventaja que resultaría decisiva.

El 1-0 cayó como un jarro de agua helada sobre el Guijuelo. Los salmantinos empezaron a tiritar ante la posibilidad de una nueva derrota. Renzo Zambrano dejó pasó a Higinio, Miguel Mari suplió a Iván Martín y Corral entró por Dani Vega. Una falta de Aitor Aspas al área se transmutó en un balón peligroso para Dani Hernández, pero el meta respondió bien. Julián Luque dio algo de trabajo al portero local, muy seguro ayer. Las prisas consumieron a los visitantes, incapaces de encontrar caminos hacia el gol. El Promesas mantuvo la ventaja hasta el final y no deja de pisar los talones al Pontevedra, cuarto clasificado. El Guijuelo, en cambio, continúa en caída libre.

«Recuperamos el ADN», afirmó Albés

Rubén Albés, técnico del Real Valladolid, se mostró satisfecho por la victoria de su equipo y por el trabajo desplegado, especialmente en el plano defensivo. Además, valoró la adaptación del Promesas al elemento meteorológico del fuerte viento que sopló ayer en los Anexos.

«Ha condicionado a los dos equipos. Es un factor determinante aquí, pero nos hemos adaptado bien. El equipo ha recuperado el ADN desde lo básico:una organización defensiva tremendamente agresiva y solidaria. Hemos sido capaces de reducir y tener siempre jugadores cerca de la zona activa de balón. Eso nos ha permitido que el rival se sintiera incómodo constantemente», señaló el entrenador del Promesas.

El gol de la victoria llegó desde el punto de penalti y Albés apuntó que su equipo tuvo problemas «para ser preciso» en la faceta ofensiva debido al viento. «En la primera parte hubo pérdidas por parte de los dos, pero sabíamos que tendríamos alguna opción. El equipo está volviendo a esa naturaleza con la recuperación de jugadores que llevaban tiempo fuera. Encuentra relaciones muy buenas. Tiene muchísimo mérito ganar otra vez».

Rubén Albés recordó que el Promesas ha mantenido la portería a cero como local en los últimos tres partidos. «Eso habla muy bien de la estructura defensiva. En este choque, salvo un mano a mano, el Guijuelo no ha disparado a puerta».