real valladolid
El 21 de marzo de 2015, hace hoy justo dos años, la Unión Deportiva Las Palmas era un caldera hirviendo. El equipo insular, entrenado por Paco Herrera, recibió una paliza en Soria (4-2), tras caer la jornada previa en casa ante el Betis (0-3), y encadenó cinco jornadas sin ganar. Las Palmas aparecía como una plantilla «sin coartadas, hundida en la vulgaridad, huérfana de arrestos y orgullo para levantarse de la lona», según la crónica de Ignacio S. Acedo en Canarias 7. «Crisis total», «debacle» y «equipo con muy mala pinta que se cae sin freno» eran otros términos que podían leerse en el texto del diario. Paco Herrera declaró entonces: «Un palo así tiene que hacer que todo el mundo reaccione. El principal culpable soy yo y tengo que encontrar el camino». Las Palmas ganó el choque siguiente con goleada (4-2 a la Ponferradina), cogió carrerilla, voló en los últimos cinco partidos de la temporada regular (cinco triunfos) y subió a Primera tras eliminar en las dos rondas del ‘play-off’ a Real Valladolid y Real Zaragoza.
Tampoco pintaban bien las cosas en el Celta con Paco Herrera en el banquillo. La temporada 2010-2011 acabó con mal, con solo dos victorias en los últimos 16 partidos y la eliminación ante el Granada en la promoción de ascenso. En la campaña siguiente, el proyecto herreriano pareció zozobrar después de tres derrotas consecutivas en noviembre que dispararon las alarmas. «No hay mucho margen de error», dijo entonces el futbolista Quique de Lucas. «Existe la posibilidad de que se corte la clasificación, nos quedemos en tierra de nadie y aparezcan todavía más dudas y más nervios». El Celta reaccionó con un 4-1 ante el Sabadell y, en un par de meses, se había convertido un obús directo a Primera: llegó a hilar una racha de siete victorias seguidas y sumó siete triunfos y dos empates en las últimas nueve jornadas para ascender a la élite por la vía rápida.
Paco Herrera está convencido de que este año sucederá lo mismo con el Real Valladolid. El equipo blanquivioleta ha vivido crisis de resultados, mal juego y dudas, y el propio futuro del técnico parecía en el alambre tras el 0-4 ante el Levante. Sin embargo, la reacción en Alcorcón (1-2) llevó a Paco Herrera a manifestar que su equipo actual también «va a volar» en los últimos ocho partidos de la fase regular y que, una vez alcanzado el objetivo de jugar el ‘play-off’, culminará el ascenso a Primera en la promoción.
Los precedentes para la propulsión no solo se remontan a los ejemplos de Las Palmas y Celta, en los que la paciencia resultó clave, sino también al propio rendimiento del Real Valladolid en la primera vuelta. Después de cinco partidos sin ganar, el Pucela revivió en octubre ante el Alcorcón y sumó 24 puntos en las últimas trece jornadas, lo que le permitió acabar quinto con 31 puntos. Para Herrera, este tramo del calendario es más «blando» y «asequible» para su equipo y, de ahí, la confianza en el éxito final.
En Valladolid se recuerdan los ascensos de Mendilibar (2007) y Djukic (2012) como el fruto de la regularidad (ninguno perdió más de dos partidos seguidos). Sin embargo, Herrera sabe que hay otros caminos, más tortuosos, para subir a Primera.
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