El Norte de Castilla
Real Valladolid

carlos suárez, presidente del real valladolid

«Solo venderé el club si alguien garantiza su viabilidad para los próximos 90 años»

Carlos Suárez, en el estadio José Zorrilla.
Carlos Suárez, en el estadio José Zorrilla. / Alberto Mingueza
  • Carlos Suárez, presidente y máximo accionista, confía en que la plantilla luche hasta el final por el ascenso y cree que el proyecto actual dará sus frutos

Carlos Suárez (León, 1968) sigue adelante con su proyecto de devolver al Real Valladolid los brillos de épocas pasadas. El presidente, «con más fuerza que nunca», se muestra optimista, a pesar de las persistentes dificultades. En medio de la lucha deportiva del equipo, empiezan a sonar tambores de compraventa del club que Suárez niega. Solo una oferta que garantizase de manera rotunda la viabilidad del club a largo plazo le haría plantearse su continuidad al frente de la entidad blanquivioleta.

–El equipo afronta el tramo decisivo de la campaña. ¿Cómo lo ve?

–Nuestro objetivo ha sido siempre llegar a los últimos diez partidos en situación de pelear el ‘play-off’. Se hizo un cambio radical de la plantilla y se varió el plazo del proyecto. El equipo se ha mostrado irregular durante la temporada. En Alcorcón se produjeron cambios para jugar de otra manera en el caso de que nos metamos entre los seis mejores, algo que podemos conseguir. Veo al equipo con ganas, ilusión, comprometido y unido. Eso, al menos, da la tranquilidad de que lo pelearemos.

–¿Vivió con mucha tensión el último partido ante el Alcorcón?

–Estaba convencido de que el equipo respondería. Encajamos un gol pronto por un bloqueo en una acción a balón parado, pero los jugadores tenían claro lo que debían hacer. Pensé que el equipo levantaría el partido, como así fue. Sin jugar bien, el resultado pudo ser infinitamente mejor.

–¿En algún momento de la temporada ha pensado que el proyecto se tambaleaba?

–No. Como decía un presidente de esta casa ‘todo lo que pasa conviene’. Mis sensaciones sobre el proyecto han sido las mismas del minuto uno. He dicho en público y en privado que este equipo peleará el ‘play-off’. Estoy convencido de que lo conseguirá. Si no sucede así, haber estado a punto de lograrlo en un año en el que se ha incorporado tanta gente nueva, no sería el peor resultado. No tengo miedo de que suceda lo del año pasado.

–¿Qué le dijo a la plantilla tras el 0-4 frente al Levante?

–Que son ellos los que tenían que sacar conclusiones. Pero no se trata de lo que yo dijera, sino de lo que habló todo el mundo. Estuvimos todos juntos. Así hacemos las cosas ahora: en equipo.

–¿Ha llegado a estar realmente en peligro el puesto de Paco Herrera como entrenador?

–No. A Paco le pedimos en su momento que hiciera un trabajo. Él mismo ha visto que había que tocar algo para conseguirlo. Dentro de las muchas variantes de que dispone, efectuó cambios y salieron bien. También queda claro que las cosas no se construyen en un día. Cuando alguien pone soluciones a los problemas, su puesto no puede correr peligro.

–¿Le gustaría que hubiese renovado ya?

–Él entiende que hay cierta presión. Más allá de que tengamos su palabra, no quiere forzar una renovación si las cosas no salen bien. Se ha autoimpuesto la exigencia de competitividad para esta temporada. Estamos tranquilos. El año pasado llegamos a un acuerdo con él en marzo. Mantuvo su palabra, a pesar de que le llamaron equipos importantes, incluso alguno que ahora va líder [Levante].

–¿Qué supondría para el Real Valladolid no entrar en el ‘play-off’?

–Más de dos millones de euros menos.

–¿Se puede permitir el club no ingresar ese dinero?

–El club cumplirá con sus compromisos. Si recaudamos menos, habrá menos potencial económico para la plantilla y más riesgos de que no salgan los resultados deportivos. El club tiene su viabilidad asegurada, siempre que, al menos, estemos en Segunda División. Cuando terminemos de pagar los errores pasados y situaciones heredadas, el club volverá a ser competitivo y tendrá mucho futuro.

–¿Cuánto tiempo puede aguantar el Real Valladolid así?

–Mientras juegue en Segunda, puede aguantar ‘per secula seculorum’. Pero no es el objetivo, claro. Lo digo más como abonado que como presidente. Como empresa, se trata de gestionar de la mejor manera, garantizar la viabilidad y que no desaparezcan 90 años de historia. Pero como abonado del Real Valladolid, no me planteo ver a mi equipo siempre en Segunda División. Sería muy aburrido.

–¿Cómo está de fuerzas?

– Estupendamente. Y más después de haberme recuperado de mi situación personal del año pasado. Tengo más ganas y más fuerza que nunca. Cuando uno se lleva un susto, ve las cosas de forma distinta. He aprendido a vivir de otra manera.

–¿Distinta significa más distancia y tranquilidad?

–O más experiencia. Cuando uno está un montón de tiempo centrado en su trabajo, no piensa que en la vida pueden suceder muchas más cosas, y algunas que no te gustan. He aprendido a ver todo de otra forma. Probablemente con más objetividad y asumiendo los momentos malos de una manera distinta. Echo la vista atrás y aquí seguimos. Nos queda mucho tiempo de estar vivos como club. Llegará un momento en el que pasará esta situación económica y volveremos a ser un Real Valladolid competitivo. En una empresa se considera que uno es buen gestor si recorta, plantea la viabilidad, repaga la deuda... En el fútbol, si reduces para pagar deuda y garantizar el futuro, es que no gastas en plantilla y lo haces fatal.

–¿Le duele que se haya puesto en cuestión el proyecto por los baches de esta temporada?

–No es lo mismo lo que se piensa tras perder un partido que el martes o miércoles siguiente. Desde la calma, creo que a la gente le gusta este proyecto. Es el mismo que planteamos con Djukic y que se rompió cuando se fue al Valencia. Entonces funcionó. Luego, las prisas por ascender nos llevaron a cometer muchos errores y a precipitarnos. Ahora, planificamos el club con la idea que tenía el Real Valladolid antes de la guerra de la televisión, de que esto fuera un asunto económico. Contamos con una participación importante de la cantera. El trabajo abajo es fundamental y el club se está implicando mucho en la ciudad. Arriba, en la cumbre, donde deben cristalizar resultados, hay que tener paciencia. Es normal la decepción después de un mal partido, pero no creo que el proyecto esté en duda.

–En julio hará seis años que compró el club. ¿En algún momento ha pensado en venderlo?

–No. Ya he comentado que estoy dispuesto a estudiar lo que sirva para mejorar. Si no es para garantizar los próximos 90 años del club, no lo haría. No, por mucho dinero que ganara.

–¿Le ha llegado alguna oferta para vender?

–No.

–Si quisiera hacerlo, ¿habría compradores?

–No lo sé. Estamos intentando meternos en ‘play-off’ y asentar el proyecto. Ahora no toca hablar de ventas ni de nada. Toca hablar del Nàstic.

–Su idea inicial era que le acompañaran otros inversores para fortalecer económicamente al club. No ha sido así. ¿Por qué?

–Dejé abierta esa posibilidad. Imagino que estar en Segunda dificultará las cosas. Cuando compré el club, había una deuda y ahora estamos por debajo de la mitad. Se está regularizando la situación patrimonial a marchas forzadas y el trabajo se hace bien para garantizar el futuro de la entidad. Se actúa con prudencia.

–¿Le merece la pena tanto esfuerzo para tan poca recompensa?

–La recompensa llega en la entrega de medallas. No se para en medio de la carrera. De momento, todo me merece la pena. Si no, no estaría aquí.

–¿El club está en venta?

–No.

–Así de escueto y rotundo.

–...

–¿En qué situación se plantearía salir del Real Valladolid?

–Es que no sé por qué hay que plantear esa situación. Hoy las cosas son de una manera y mañana serán de otra. No es un tema que me plantee. Asumí un compromiso en su momento y lo refrendé luego. Yo ahora me considero de aquí, del Real Valladolid. Si en algún momento, cualquier cosa que pueda suceder garantiza los próximos 90 años, con alguien solvente, fuerte, que de verdad tenga cariño a este club, yo estoy dispuesto a hablar con él. Mientras eso no suceda, hay otros clubes para especular.

–¿Cuáles son las mayores fortalezas que tiene el Real Valladolid?

–Una ciudad espectacular y su cercanía con Madrid. Además de la historia que posee. El otro día, en un importante restaurante de Barcelona, que tiene cierta vinculación con Messi, vi una portada del ‘Mundo Deportivo’ del 9 de octubre de 1950 que dice: ‘El Valladolid, líder único’. Hay pocos clubes que posean la historia del Real Valladolid. Esa historia tira de todos, incluso de los que no hemos nacido aquí. Del Real Valladolid han salido jugadores históricos. Algo bueno tendrá el agua cuando la bendicen.

–¿Y las mayores debilidades?

–Una situación económica difícil para competir en Segunda con los que bajan. El otro día, el director general de la Liga, en un análisis brillante me dijo: los equipos de Primera ven el dinero que se les da ahora como una ayuda al descenso; los equipos de Segunda ven el dinero que les dan a los otros como una ayuda al ascenso. Esto ha creado una diferencia competitiva importante. Hay equipos por encima de los 12 millones en coste de plantilla y nosotros tenemos cuatro. El triple de diferencia hace que la competitividad sea diferente. Eso es una debilidad hasta que podamos utilizar para la confección de la plantilla todos los recursos que tenemos a nuestro alcance.

–Los aficionados no piensan en eso cuando juega el Real Valladolid...

–Lo tengo claro. Me suele pasar a mí. Yo llegué hace 17 años y la gente llevaba siete meses sin cobrar. Tú conoces bien la situación porque estabas aquí. Pero desde entonces, en todos estos años, bien o mal hecho, el escudo que forma parte de la historia de la ciudad sigue luciendo en la competición y va superando todas los escollos. Cuando las dificultades hayan finalizado, la exigencia tendrá que ser diferente hacia el club, los jugadores y hacia mí. No creo que la gente sea tan negativa como a veces pensáis.

–¿Se ha debilitado mucho el club tras el concurso de acreedores?

–La decisión de entrar en concurso tenía que haberse tomado hace muchísimo tiempo. Yo tenía claro que debía ser el camino. No creo que se haya debilitado, sino que se ha fortalecido. De una vez se pudo reinstrumentar la deuda y pasamos por todos los filtros e inspecciones habidas y por haber. Ha salido limpio y sin sanciones. Ahora el club es viable. Tiene dificultades, claro. Antes se hacía la plantilla y luego se veía cómo se pagaba. Ahora se paga y luego vemos cómo hacemos la plantilla.

–Braulio Vázquez ha renovado hasta 2019 como director deportivo y es otro de los focos recurrentes de críticas. De momento, no ha logrado un equipo que compita y que acabe ascendiendo.

–El primer año, se compitió muchísimo, pero caímos en el ‘play-off’ sin perder. Había un equipazo y lo dijo todo el mundo. También es verdad que competimos contra rivales de gran presupuesto. El segundo año no acompañaron los resultados, pero gran parte de los jugadores que estuvieron aquí triunfan en otros equipos. Tal vez el error fue juntar unos con otros y crear una amalgama extraña.

–No se atajaron muchas situaciones a tiempo y creció el desgobierno.

–A veces en las plantillas se guarda demasiado hermetismo en el vestuario. Llegamos tarde. Braulio tuvo que cargar con todo. No pude echarle todas las manos que me habría gustado porque estaba de baja. Tuvimos dudas de que lográramos mantenernos. Braulio se sintió solo, pero hizo un trabajo buenísimo. Este año, partiendo casi de cero, hay una plantilla que aún no ha dado el rendimiento máximo, pero que tiene momentos muy buenos.

–Braulio goza de gran consideración en el mundo del fútbol. ¿Teme que pueda salir del Real Valladolid porque reciba ofertas de otros clubes?

–No tengo ninguna duda de que ya se habrán interesado en él. Mi sensación es que tiene un compromiso por dejar a este equipo en Primera. Se lo ha tomado como un reto personal. Creo que trabaja a gusto y, en general, tiene más confianza que desconfianza en la ciudad.

–El proyecto seguirá más allá de quién sea el director deportivo...

–La historia y las raíces del Real Valladolid son tan fuertes que me van a sobrevivir hasta a mí [ríe].

–¿Ha sido un error fichar a Espinoza en este mercado de invierno o es una operación para abrirse puertas en el futuro con el Villarreal?

–Asumimos un riesgo. No pensábamos traer a nadie, pero surgió una oportunidad y sabíamos lo que le había pasado. Pensábamos que su lesión duraría unas seis semanas, pero podía ser más tiempo. El Villarreal ha invertido 7,2 millones en un jugador y quiere tener seguridad. Se ha retrasado, pero los riesgos están controlados. Intentamos mirar al futuro y pensamos que era una operación buena. Lo asumimos como viene.

–¿Renovará Juan Villar?

–Ojalá. Me gustaría que siguiera. Entiendo que ha hecho buena temporada y ahora ya puede tener cierta libertad. Nunca le hemos puesto puertas al campo. Hay jugadores que se han despedido dando un nivel altísimo, como mi amigo Borja Fernández, Roger o Javi Guerra. Nunca hemos tomado decisiones porque uno no quiera renovar. Juan lo está demostrando. Es un tipo al que le coges cariño. Me encantaría que continuara.

–¿Cómo está el asunto de la deuda de 476.000 euros que reclama el club al Ayuntamiento?

–Tenemos una relación maravillosa con el Ayuntamiento. Cuando se coge experiencia todo el mundo aprende. La situación con el equipo de gobierno nunca se podrá decir que es óptima, porque entonces se relajan, pero sí que podemos decir que es buena. Estamos contento con el trabajo que hacen. Han visto que el deporte es conciliador y que le da una repercusión importante a la ciudad. Pasó con la Copa de Rey de rugby el año pasado y sucederá lo mismo ahora. Han visto que todo lo que hagan en deporte no es gasto, sino inversión porque al final se recupera con creces.

–Este año, el Real Valladolid ha vuelto a ser clave para que la final de Copa de rugby se dispute de nuevo en el estadio José Zorrilla.

–Nosotros llevamos ‘Valladolid’ en el nombre del club y nos debemos a la ciudad. Siempre que podamos echar un cable, en la medida de nuestras posibilidades, lo haremos.

–¿Le produjo envidia sana ver el estadio lleno a rebosar con el rugby?

–Siempre te da envidia que las cosas funcionen. No lo vi porque no estaba en condiciones de acudir. Ojalá nosotros tuviéramos una situación en la que volvamos a llenar el estadio. Yo he visto diez llenos con el Real Valladolid y sé que volverá a suceder.

–Usted es un hombre de baloncesto. ¿Alguna vez se ha planteado dirigir un club de esta disciplina?

–En su día, en un momento económicamente mejor, estudiamos con el alcalde Javier León la posibilidad de hacer algo con el baloncesto en Valladolid. Sin embargo, no teníamos la capacidad por la situación económica que había en el otro club [CB Valladolid]. Les echamos una mano. Hicimos una donación de más de 600.000 euros. Al final, fue a fondo perdido porque íbamos a plantear muchas cosas y no resultó posible. Antes de tener el pájaro en la mano, nos gastamos el dinero y lo pusimos ahí. Esta es una ciudad de fútbol, pero ha tenido un club histórico de baloncesto, los dos equipos mejores de España de rugby, balonmano a altísimo nivel y deporte femenino con gente muy competente que va creciendo. Nos daba pena que aquello pudiera desaparecer. No se pudo evitar. Después de aquel momento, no me he vuelto a plantear nada.

–¿Cómo ve el futuro inmediato?

–Mi futuro solo está en manos del que está: el que dispone. El Real Valladolid va a salir adelante y volverá a figurar donde se merece. Estamos en el camino, con buenas bases. El trabajo de Cata en la cantera es altísimo, sin desmerecer lo que hicieron los anteriores. El año del filial es espectacular, con un gran trabajo de Rubén Albés. Volvemos a tener internacionales en categorías inferiores. Nunca se había cedido a un jugador del Real Valladolid B a un equipo de Segunda División. Ojalá le salga bien a David [Mayoral]. Los resultados acabarán llegando arriba. El camino puede ser doloroso en algún punto, pero estamos preparados para afrontar la crítica.

–¿El futuro del Real Valladolid pasa también por Carlos Suárez?

–No soy el inconveniente. Creo que te centras demasiado en eso. Hay gente que pone tuits extraños, pero es gratis. No ha pasado nada. Si algún día esa circunstancia se da, la diremos. Estamos centrados en otras cosas, pero si realmente hay tanto rico que quiere el club, que me llamen. No es el caso. Se trata de hacer daño y no vamos a desviarnos ni un milímetro del camino que nos hemos marcado. La cortesía nos hace decir que no, pero llegará un momento en el que ni siquiera contestemos. Que nos dejen trabajar. Ya sé que hemos hecho cosas mal, pero también algunas bien. Que nos dejen trabajar y explotar lo bueno. Lo único que quiere el aficionado del Real Valladolid es que su equipo esté en Primera, que vuelva a dar alegrías. No competimos en el mismo plano que otros clubes. Arrastramos una situación económica generada en la temporada 2000-2001 que es muy difícil de revertir. Ciudades más pequeñas tienen más abonados que nosotros. Debemos hacer las cosas bien para que la gente vuelva. Con todo: cambiando la imagen de nuestros accesos, las sillas, la limpieza... cosas que parecen nimias pero que también son importantes. A la gente le importa eso, no si el presidente es uno o es otro. Mientras las cosas salgan bien, y estén contentos, lo de menos es cómo se llame el presidente.

–Parece increíble que todavía se arrastre el lastre de la temporada 2000-2001...

–En aquella campaña, este club ingresaba 2.000 millones de pesetas y tenía un gasto de plantilla de 5.000 millones con amortizaciones. Solo en diferencia de plantilla, más los gastos, ya había más de 3.000 millones de pesetas de pérdidas, es decir 18 millones de euros garantizados. Y con los contratos creciendo. Al cuarto año bajamos a Segunda, con una pérdidas increíbles. Se habían firmado contratos a cuatro y cinco años. El día que tenga que escribir un libro, sacaré el balance que heredé el 11 de mayo de 2001, cuando aparecí por esta puerta. El balance y la situación de tesorería. Para que, en el futuro, cuando llegue el momento de juzgar a los buenos y los malos, sepamos dónde empezó y dónde acabó el asunto. No necesitaré que nadie me regale los oídos. Con mi juicio y con mi satisfacción personal me valdrá.