El Norte de Castilla
Real Valladolid

real valladolid

Saber competir

Relojes con estilo para hombre y mujer

Las mejores marcas a los mejores precios

¡¡Todos a 49€!!

Hasta 70%

Moda urbana para hombre

Hasta 80%

Moda clásica para hombre, mujer e infantil

Hasta 90%

Chaquetas y abrigos de piel para hombre y mujer

Hasta 70%

Calzado y complementos de piel para hombre y mujer

Hasta 70%

Bolsos de piel made in Italy

Hasta 80%

¡Todas las botas a 21.00€! ¡No te lo pierdas!

Hasta 70%

Calzado de original diseño para mujer

Las mejores marcas a los mejores precios

Muebles con estilo para tu hogar

Hasta 70%

Renueva tu comedor con muebles de diseño

Hasta 70%

Calidad y diseño en ropa de hogar

Hasta 70%

Moda casual para hombre y niño

Hasta 70%

Diseño y calidad al mejor precio

Hasta 80%

Elige el cabecero que más se adapte a la decoración de tu habitación

Las mejores marcas a los mejores precios

Decora las ventanas de tu hogar con originales estores

Las mejores marcas a los mejores precios

Tus marcas favoritas en deportivas técnicas y casual

Las mejores marcas a los mejores precios

Relojes para hombre y mujer

Hasta 70%

Textil hogar de diseño y calidad

Las mejores marcas a los mejores precios

Marcas deportivas en relojes de pulsera

Hasta 70%

Moda clásica para hombre y mujer

Hasta 80%

Chaquetas de piel para hombre y mujer

Hasta 70%

Calidad y diseño en tu hogar

Las mejores marcas a los mejores precios

Moda y complementos para hombre

Hasta 70%

El castellano es pesimista. Creo. Es fruto de la historia de esta tierra en cuyo camino ha empleado demasiado esfuerzo para lo minúsculo que ha sido el resultado. Como si su carácter hubiera sido forjado a golpe de cicatriz que recuerda lo que tuvo y lo que fue, lo que perdió y lo que dejó de ser. Sin duda, Adán y Eva fueron expulsados a Castilla para ganarse el pan con el sudor de su frente. Así, la alegría y el optimismo aparecen agazapados en lo más profundo de la cueva de los sentimientos. Huidizos, timoratos, sabedores de que si aparecen su presencia será efímera e interpretada como el preludio de un nuevo golpe.

El Real Valladolid se muestra tan fiel a esos orígenes que si los políticos de la región abandonaran algunos complejos hacia esta ciudad, podría ser utilizado como elemento vertebrador de la comunidad autónoma pues es el equipo que más se parece a su gente. El sábado pasado, el Pucela se autoinvitó a su partido de homenaje a toda una trayectoria, a toda una vida. Quiso ser leal a todo cuanto se espera de un conjunto con ese ADN. Trabajador, sufrido y desafortunado a partes iguales. Abandonado por la suerte, porque ese es un lujo reservado para otros equipos de otras estirpes. Se demostró a sí mismo cómo se tienen que hacer las cosas para ganar mientras los aficionados vivían a caballo entre la esperanza de la remontada y la experiencia, tan sabia, que anunciaba el gol que terminaría por liquidar, de la manera más tonta y más habitual, el partido a favor de los visitantes.

No, al Real Valladolid nunca le han regalado nada. La cuenta de pérdidas y ganancias, esa que siempre se equilibra cuando quien se posa sobre los platos de la balanza es la diosa Fortuna, sale a devolver. Por eso sorprende que, todavía, el equipo sufra desconexiones durante lapsos de tiempo, apagones que –algunos de ellos– se recordarían nueve meses después por ser el origen de un ‘baby boom’. Cuando la victoria o la derrota caminan por un filo tan cortante como el de una copa rota, sobrecoge observar que el equipo tire al traste semana tras semana, mes tras mes, temporada tras temporada, independientemente de la plantilla o el cuerpo técnico, todo el trabajo por no cuidar aquellos detalles que Luis Aragonés bautizó en su día con la expresión «saber competir».