lejos del área
No termino de acostumbrarme a que el Real Valladolid sufra en según qué campos de la categoría de plata, dicho con todo el respeto del mundo hacia nuestros rivales. Quizás ese sea uno de los ‘pecados’ que cometemos algunos aficionados, seguramente engañados por épocas mejores en las que enfrentarse a un Segunda División era sinónimo de partido asequible para el Pucela. La realidad es que estamos, un año más, en una Liga en la que reina la igualdad y en la que, salvo excepciones como el Levante, nadie destaca por encima de otros.
Llevo toda la Liga pidiendo que encadenemos tres victorias seguidas, y pese que no se ha logrado, estamos en una posición que hace unas semanas muchos hubiéramos firmado; además dependiendo de nosotros mismos. Lo cierto es que tampoco nuestros rivales por el ascenso, han logrado, en las últimas jornadas, la regularidad que curiosamente sí le pido al Real Valladolid. Así pues, el Oviedo lleva seis partidos sin ganar, el Huesca ha vencido en uno de sus últimos seis duelos, el Getafe (antes de vencer al Elche) cayó derrotado hace unos días en casa del Sevilla Atlético, el Cádiz solo ha ganado uno de sus últimos nueve encuentros y el Tenerife solo pudo vencer en uno de sus últimos siete envites. Son cifras que me hacen reflexionar sobre lo difícil que es destacar en la división de plata.
El Pucela dejó escapar una victoria con dos goles de ventaja y ante diez jugadores, sí, y pese a ello se ha instalado en la zona noble a falta de solo tres partidos, dos de los cuales los jugaremos en Zorrilla. Miranda ha supuesto un punto agridulce, casi un reflejo de lo que es esta competición, en la que tienes que sudar e incluso llorar para permanecer arriba, pero ahí estamos.
El Real Valladolid es un equipo muy capaz de clasificarse para el 'play-off' y, si la moral no se ha visto tocada, viene de una dinámica muy positiva. Cierto es que no encadena tres o cuatro partidos seguidos sin cometer errores, pero tampoco lo hacen nuestros rivales. Ante el Getafe tenemos otra final por delante en la que estar con el equipo y remar para seguir soñando con el ascenso. Somos Valladolid, capaces de alcanzar la sexta plaza y regresar de Miranda con rostro de tontos, pero en Segunda casi ninguno puede afirmar que va a ser capaz de llegar hasta el final sin que le partan la cara.