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El jugador durante su primera campaña en el Real Valladolid.
Borja, el jugador del Real Valladolid al que irritan las apuestas

Borja, el jugador del Real Valladolid al que irritan las apuestas

El excapitán del Pucela nunca ocultó su preocupación por la presencia de jugadores en tramas de blanqueo

josé anselmo moreno

Miércoles, 29 de mayo 2019, 07:48

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Borja es un «antiapuestas», nunca apostaba y, es más, instaba a no hacerlo. Siempre ha considerado que acabarían dañando el fútbol. Ni siquiera hacía quinielas. A menudo mostraba su preocupación por los crecientes casos de deportistas implicados en tramas de blanqueo de capital y juegos de azar. Persona bien informada, sabía que hace dos años cambió la normativa y que un club puede verse perjudicado ante este tipo de conductas deshonestas de sus futbolistas. En ese caso, al jugador se le inhabilita y al club se le detraen seis puntos.

De Borja se pueden decir mil cosas. Que se ha hecho trasplantes capilares, que tiene gustos musicales discutibles o que en esta última temporada le costaba arrancar, pero nunca se podrá discutir su honradez. Detestaba la corrupción y la falta de honestidad. Para él el fútbol era básicamente diversión, era como salir al recreo.

Hablando de dinero, perdonó un año de contrato en aquella temporada en que el club estuvo a punto de irse a Segunda B. Es más, aquel año Suárez estaba enfermo y le encomendó que tirara del carro porque él no podía estar cerca y el equipo se moría. Prácticamente hizo de todo en aquellos meses de caída libre. Al final, con Borja en el campo, el club se salvó del descenso y de una muerte segura.

Ayer, después de ser detenido, algunos pusieron el foco en el partido ante el Valencia como uno de los presuntamente investigados. Se podría pensar: ¿Cómo iba a hacer Borja algo inadecuado el día de su despedida? Esa despedida fue perfecta, tan redonda como un balón y también cuesta pensar que esas apuestas de las que siempre ha renegado pudieran, ni de lejos, estropearla.

El no precisaba dinero, ganó mucho en el fútbol español y mucho en sus medias temporadas en la India.Su retirada fue algo más meditada de lo que dijo. Anunció su adiós previamente en Twitter a través de la canción de Leiva, «Hazlo, como si fueras a morir mañana», antes de la rueda de prensa de su despedida. Su costumbre de poner banda sonora a las cosas.

Borja se fue en el mejor momento posible. Media un abismo entre haber dejado Pucela en aquel sórdido partido de junio de 2016 ante el Mallorca a irse en loor de multitud, con el equipo en Primera y en medio de una fiesta. En el referido partido ante el Mallorca (1-3) en el que el Real Valladolid no se jugaba nada, algunos aficionados abroncaron al equipo por falta de entrega. Borja se puso al frente para defender la honestidad de sus compañeros.

Siempre fue incapaz de asociar corrupción y fútbol. Pudo dejarse ir en la temporada 2009-10 porque ya había firmado con el Getafe pero fue titular con Javier Clemente y lo dio todo, incluso en partidos cuyos resultados podían perjudicar a su futuro club.

El gallego ha sido el último gran capitán que se ha apeado del barco tras Alvaro Rubio. Los dos formaron dupla: el riojano ponía la seda y Borja, el músculo. Ambos, la entrega a unos colores y la honradez profesional.

Tal vez Borja no era leyenda porque lo dijeran sus cifras sino porque lo dicen quienes compartieron con él momentos de extrema dificultad, como quien le despidió en su última foto camino del vestuario, Aramayo. Los abrazos de El Pibe marcaron siempre la línea donde en Pucela comienzan los mitos. Borja lo sabía. Lo que más le preocupa, según su abogado, es que la gente no le considere honrado. Borja se va a quedar en Valladolid, vive en el centro y su imagen forma parte del paisaje urbano. Su apuesta en este momento es la honestidad

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