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La grada de Zorrilla, cada partido más nutrida, es un termómetro del éxito del Pucela.
Ilusión

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Desde la Banda ·

No descarta el autor que parte de la afición se haya enganchado a unos resultados y no al escudo, «pero de ahí tenemos que rascar», asegura

Carlos Pérez

Valladolid

Jueves, 14 de junio 2018, 22:38

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No sé de qué hablar esta semana. La prudencia y la experiencia me dicen que hablar de lo que puede ser la próxima temporada en primera es como tocar la copa antes de la final. Da mala suerte. Hablar de lo que ha sido la temporada me produce una situación similar, además de que la euforia actual me hace en estos momentos ver las cosas de una forma distinta a lo que en realidad han sido. Con un poco de reposo esta reflexión será distinta a la que haría ahora.

Hay una cosa que es actual y que sí me llama a hacer esa reflexión. Es la ilusión. Ver cómo se ha volcado la ciudad en los últimos partidos es llamativo. No cambia la percepción que tengo sobre el grueso de la posible masa social del club, pero es de alabar que mucha gente haya dejado de lado sus prejuicios y se hayan unido a esa minoría que cada quince días vamos a Zorrilla.

Quizá sea gente, que como decía mi amigo @papa_de_laura en Twitter, se ha enganchado a unos resultados y no al escudo pero de ahí tenemos que rascar.

Digo tenemos, porque los abonados somos los que más queremos ver Zorrilla lleno. Somos los que mayoritariamente hemos hecho colas de unas cuantas horas para sacar entradas para amigos y familiares. Y lo hemos hecho porque queremos y porque nos importa lo que nos estamos jugando. Porque queremos que por encima de unos resultados, nuestro equipo tenga una masa social amplia.

Ojalá mucha gente de la que se está uniendo a esta ola, siga el año que viene. Y que cuando las cosas vuelvan a ir mal, que volverán a ir mal, no se vayan. Que sean del escudo y no de los resultados cosechados.

Se habla de que si logramos el ascenso, al año que viene se batirá el récord de abonados. Ese récord acabó las dos ultimas veces que se batió con sendos descensos. Y pasamos de diecinueve mil a nueve mil es solo dos meses. El caso es que yo creo que el proyecto es distinto. Hoy el discurso es distinto al de aquellas fechas y lo que por aquel entonces era hablar de UEFA y metas más altas y ambiciosas en lo deportivo, hoy se habla de hacer club y tener una estabilidad en lo económico.

No soy optimista, la verdad. Hace dos meses con varias promociones que además tenían un fin benéfico, la torta fue grande porque la ciudad no respondió. Nunca es tarde si la dicha es buena y más vale tarde que nunca. Dos refranes en uno para recibir al que quiera unirse a este barco.

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