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La Plaza Mayor de Valladolid. Alberto Mingueza
Un lunes cualquiera

Un lunes cualquiera

Lejos del área ·

Tony Pola

Lunes, 8 de octubre 2018, 21:54

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Es lunes, 8 de octubre. La melancolía se apodera de mí mientras en mis cascos suena una canción de Vetusta Morla. Estamos en pleno otoño, época de emprender nuevos proyectos, volver al colegio, al gimnasio… Algunos dicen, como sucede en año nuevo, que es una fecha para plantearse objetivos diferentes como cambiar de trabajo. La televisión emite el enésimo pique entre las dos Españas y después las imágenes de unos simpatizantes de VOX prometiendo aires de ¿cambio?.

Desde Valladolid me llega la noticia de que otro amigo, uno más, tiene que irse al extranjero para labrarse su futuro, machacado y despreciado por algunas empresas asentadas en Pucela. Cierro los ojos y sueño con emprender camino hacia otro lugar en el que valoren el talento o, al menos, no machaquen a los currantes.

Pensando en los trabajadores, recuerdo una foto que he visto esta semana en el Facebook del cantante Manolo García sujetando la camiseta de un colectivo que lucha por los derechos de las camareras de piso. La banda sonora del lunes prosigue triste, al son de los 'Pájaros de Barro'. Me refugio en mi columna semanal, mirando con nostalgia hacia mi Valladolid, lugar en el que esta semana jugaron el Benidorm de balonmano y el equipo de rugby de Villajoyosa. Mientras la voz de García retumba en mi cabeza recuerdo que mi Pucela ha ganado en fútbol y encadena una racha comparada con la añorada época de Cantatore.

Curiosamente el chileno cumplía el sábado 83 años y las redes se llenaban de imágenes de momentos supuestamente mejores, tema recurrente en mis tribunas. Mientras escucho 'Casa' de Iván Ferreiro vuelvo a acordarme de Valladolid, Cantarranas y aquellos cromos del Europucela. ¡Qué felices fuimos! Supongo.

Suelto el teclado y pego un trago a un refresco de naranja endulzado con alguna porquería. Suspiro, reflexiono y pienso, como decía aquel, que quizás ahora tampoco estemos tan mal. Será cosa del lunes, del otoño o de la dichosa morriña, pero el cuerpo me pide escuchar a nuestros Celtas Cortos. El tema escogido habla de esperanza y de disfrutar de la magia del día a día. Apago el reproductor y doy las gracias al lector que haya sido capaz de llegar, sin maldecir, hasta el final de este improvisado y sincero diario. Me quito los auriculares y reflexiono: nos espera un futuro lleno de altibajos y no queda otra que vivir el presente. El fútbol, el opio del pueblo, había vuelto a edulcorar otro lunes cualquiera.

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