El Norte de Castilla
Real Valladolid
Javi Torres, en la zona mixta del estadio José Zorrilla el pasado 21 de mayo / Ricardo Otazo

El exitoso código de Javi Torres

  • El técnico del Real Valladolid B ha logrado resultados deportivos y formación con un talante afable

Javier Torres Gómez (Madrid, 1970) condujo al Real Valladolid B de Tercera a Segunda B el pasado domingo y, tras la celebración, se detuvo a reflexionar. El técnico del Promesas no pensó tanto en las razones del éxito futbolístico como en la progresión de los canteranos a su cargo. En el verano de 2011 tomó las riendas del filial blanquivioleta y casi tres años más tarde, con el ascenso aún reciente, echó la vista atrás. «Hice un listado de todos los jugadores a los que he tenido la suerte de dirigir en este tiempo y pensé en aquellos que han mostrado una clara evolución. La labor no es solo mía, sino de toda la formación en categorías inferiores, pero sí que pensé en cómo habría influido yo para que fuesen mejores. Porque creo que esa es la valoración que tenemos que hacer, independientemente de los resultados».

El éxito de Javi Torres es también el éxito de su talante afable. Durante su etapa como canterano del Real Madrid, quedó fascinado por el sosiego que siempre transmitía Vicente del Bosque, su entrenador en el Castilla. Como técnico, Javi Torres utiliza los mismos recursos emocionales para ganarse al vestuario. Nada de broncas ásperas y sí mucha mano izquierda y labor de pedagogía.

«Tenemos la costumbre de pensar que la palabra ‘carácter’ implica dar voces e imposición por la fuerza. Yo creo que no hace falta pegar voces para que los jugadores sepan si estoy enfadado o si no lo estoy. Yo veo una relación más normal. Son ellos los que deben identificar las cosas bien o mal hechas. El carácter no es dar voces. El carácter se demuestra diciendo las cosas a la cara en el momento oportuno», sostiene Torres Gómez.

En el vestuario del Real Valladolid B ha reinado un código de normalidad, con algunas costumbres muy saludables:los futbolistas, por ejemplo, se esperan unos a otros en la zona mixta para subir juntos al campo de entrenamiento. Y las reglas tampoco son muy estrictas. Javi Torres limitó a principio de temporada el uso de teléfonos móviles en el vestuario para que los futbolistas charlasen entre ellos. «Pero, claro, luego se fue perdiendo. Con los chavales, es difícil mantener esa normativa», dice con buen humor. «No soy muy maniático para esas cosas», añade.

Javi Torres convence desde un discurso amable y muy bien argumentado. «Al final, se trata de influir en los jugadores. Tú les guías para conseguir lo que quieres y existen varios caminos. Para mí, el más importante es que ellos crean en lo que están haciendo y lo hagan convencidos, no que tú se lo impongas y que no lo entiendan. Deben entender lo que ponen en práctica y darse cuenta de que eso les ayuda. Esa es mi faceta fundamental, en la que yo creo».

Javi Torres ha sido técnico del Promesas y segundo entrenador de la primera plantilla con tres entrenadores diferentes:Alfredo Merino, Antonio Gómez y Abel Resino. Por eso, conoce muy bien las diferencias que implica dirigir un vestuario profesional. «En el filial, son chavales en formación y el mensaje es distinto, pero en la dirección de grupos se trata siempre de sacar el máximo rendimiento. En el primer equipo, todo tiene siempre mucha más trascendencia y debes controlar otras situaciones. Sin embargo, la forma de trabajar es la misma».

Javi Torres dirigió un partido con el primer equipo en la temporada 2010-2011, tras la destitución de Antonio Gómez. Fue ante el Barcelona B (0-0) y la plantilla quedó encantada con la experiencia, hasta tal punto que muchos jugadores abogaron por su continuidad. «Los futbolistas se portaron de manera sensacional e hicieron una gran partido. Lo que pasa es que un día salen bien las cosas y todo el mundo se emociona, pero también hay que pensar con la cabeza fría».

Ayer, Javi Torres se despidió de la plantilla del Real Valladolid B tras finalizar la temporada y lanzó un mensaje a sus pupilos. «No pretendo que todos hayan acabado igual de contentos, pero sí que se hayan sentido respetados. Siempre he querido que el que juega menos se sienta igual de respaldado y que vea que también me vuelco con él en los entrenamientos».

El contrato de Javi Torres expira el próximo 30 de junio y él permanece a la espera. «Mi futuro pasa por el Real Valladolid. Escucharé la propuesta y tomaré decisiones dependiendo de la oferta que se me haga en todos los sentidos». El reto de entrenar al primer equipo, para el que hace tiempo que se siente dispuesto pero que parece esquivarle incluso en estos momentos de éxito, supone un anhelo. «Siempre les digo a mis jugadores que debemos estar ilusionados para cuando nos digan ‘adelante’. Y, como entrenador, yo tengo esa ilusión de que, en un momento dado, me puedan decir que cuentan conmigo para estar arriba. Sin embargo, como no depende de mí, no me como la cabeza. No sé lo que sucederá, pero mis metas inmediatas pasan por seguir desarrollando mi labor como entrenador».