El Norte de Castilla
Real Valladolid

en blanco y violeta

Iniciativas Rodríguez

La voz del aficionado, el sentir del socio debería ser siempre un termómetro para calibrar el estado de ánimo de un club de fútbol. La del socio 853, nada más y nada menos que 33 años de carné, podría ser una de las autorizadas. Pedro José Rodríguez además puede presumir de haber sido la causa y el germen por el que TVE decidió este pasado jueves dedicar el programa ‘Conexión Vintage’ a la entidad blanquivioleta y a su historia. Todo comenzó en las pasadas Navidades. «No me gusta la televisión. Leo prensa, radio, pero no veo en la tele las noticias porque me cabreo. Y los deportes menos, con ese formato de si Messi se rasca la nariz o a Cristiano se le ha roto un zapato. Pero un día topé con el ‘Vintage’ del Betis y me encantó el programa. Había visto unas semanas antes uno sobre fútbol argentino del San Lorenzo de Almagro y su gira por Europa. Ese día me dije que era una pena que no hubiera nada del Real Valladolid. Se me ocurrió por Twitter mandar un mensaje a Paco Grande a la vez que invité a retuitear a la gente apoyándolo para que sonara más», comenta Pedro J.

La respuesta del periodista fue inmediata: «Lo vamos a estudiar». Además, el hecho de que Grande tuviera familia en la provincia de Valladolid actuó también como trampolín. El encargo le llegó al Centro Territorial y Juan Carlos Díaz se puso a trabajar con el resultado visto el jueves pasado con el ‘Vintage Pucela’.

Hace 51 primaveras se ponía en macha la empresa familiar Rodríguez Palomares. Pedro Rodríguez, padre, fue el fundador de una tienda de muebles de hogar y otra sección de cocina y baño. Su hijo Pedro José entró en el negocio con 18 años. Desde entonces ha cambiado el escenario, el diseño, la competencia y la situación económica. Todo ha invitado a reinventarse. Con estas mismas premisas, Pedro cree que una entidad como el Real Valladolid debería amoldarse a las nuevas circunstancias y no conformarse: «En el club reconocen que uno de los objetivos es acercarse a la ciudad. Sin embargo, luego se resignan y dicen que para qué vamos a hacer nada si nunca superaremos esos 12.000 socios».

Esta es la cantinela contra que se postula Pedro que considera que el Real Valladolid podría tener 16 o 17.000 abonados. Para él, debería proyectarse, a modo de políticas sociales, una serie de medidas para, dentro de la problemática de los horarios, «hacer más cómodos los estadios, que hubiera wifi, repetición en el vídeo marcador, o que este dé los goles de otros equipos». No solo eso: «En plenas ferias, hay arriba miles de personas, y no se abre el estadio para enseñárselo a los niños y que se hagan una foto con los jugadores. O pasear a Pepe Zorrillo por la calle Santiago y dar entradas a los que vayan con la camiseta del Valladolid. O a la gente que se desplaza fuera siguiendo al equipo y que presente dos entradas que les des una de un partido de casa…».

En estos más de treinta años de socio, Pedro J. apenas ha dejado de ir a partido alguno en casa. «Mis amigos me dicen en broma que me perdí el gol de Rachimov», relata. Cuando estaba soltero también acompañaba al equipo en los desplazamientos pero ahora ha hecho socia a su mujer y a su hija Laura de la que guarda una bonita anécdota. Con dos años presenció el ascenso del equipo de Djukic y el ambiente festivo de la ciudad. Un tiempo después, viendo una manifestación de sindicatos y la mucha algarabía por la calle, a ella solo se le ocurrió gritar a su paso: «Pucela, Pucela, Pucela».

Defensor a ultranza de la cantera, pero «apostando por ella de verdad y no sacando a un jugador cada cinco años porque así el coste y la inversión en la misma es elevadísimo» por sus pensamientos pasan Cantatore, «el que puso las piedras de un Valladolid moderno», pero también Gonzalo Alonso, Marcos Fernández «que entró con muy mal pie pero luego rectificó. Me hubiera gustado ver lo que habría podido hacer con sus ideas de no haber fallecido» o jugadores como Pato Yáñez, Manolo Peña, Paco Fortes, Chema, Alberto, Jankovic o Eusebio.

Esta mirada a la historia que es el reportaje emitido por Televisión Española es para Pedro «un pequeño homenaje a nuestros mayores que, como mi padre, vivieron las dos finales de Copa del Rey en el 50 y el 89», pero también «para que la juventud que ha visto a un Valladolid muchos años en Segunda, entienda que, aun siendo un club pequeño, tenemos nuestra trayectoria».

Como si fuera una asignatura que llevara el nombre ‘vallisoletanismo’, Pedro tiene un claro mensaje: «Si fuera presidente del club, cuando fichara a un jugador lo primero que haría sería darle el libro del Real Valladolid. ¿Quién era Saso? ¿Ortega jugaba con otro que se llamaba…? ¿A cuántas finales de Copa ha llegado el equipo?, le preguntaría. Si no lo sabe, usted no va convocado. A todos los jugadores les haría empaparse de la historia del Pucela».

La última idea que está pergeñando este inquieto seguidor blanquivioleta es que el Ayuntamiento ponga una calle con el nombre del Real Valladolid. En esas se anda.