El Norte de Castilla
Real Valladolid

Plácido amerizaje en el balneario

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La expedición blanquivioleta a su llegada a Mondariz / A. Vidal

  • 25 jugadores del Pucela –once del Promesas– iniciaron en Mondariz la concentración de pretemporada

El balneario de Mondariz se convirtió ayer, un año más, en la parte amable de la teoría del palo y la zanahoria que el club aplica con rigor, con Gaizka Garitano como maestro de ceremonias, para poner a punto a una plantilla muy novel e incompleta que tiene la obligación de devolver al Real Valladolid a la Primera División del fútbol español.

La señorial tranquilidad de las instalaciones, la bondad de sus aguas termales mineromedicinales, el esmerado servicio y un entorno idílico recibieron por quinto año, segundo consecutivo, a la expedición blanquivioleta, integrada en esta ocasión por veinticinco jugadores –once del filial–, además del cuerpo técnico, que descubría el lugar, y los auxiliares, conocedores en su mayoría de la bondad del entorno.

Minutos después de las 18:00 horas, los miembros de la expedición se instalaron en sus habitaciones, poco después de consumir el refrigerio que les esperaba en un comedor aislado por biombos del refectorio principal.

Después, los jugadores se emparejaron para compartir habitación: Óscar, con Mariño; Chica, con Alfaro; Samuel, con Guzmán; Rubio, con Anuar; Leao, con Timor; Juan Villa, con Caye Quintana; Hermoso, con Óscar Arroyo; Kepa, con Juanpe; Julio, con Dani Vega; Toni, con Ángel; Zambrano, con Manel Royo;Cristian, con Mayoral y Marcelo Silva, con una habitación para él solo, que podría terminar compartiendo con algún fichaje que se incorpore a la concentración si Braulio Vázquez consigue regalarle a Garitano algún delantero esta semana que pueda sumarse al grupo.

Estajanovismo vocacional

No habían acabado de asumir, los nuevos, las bondades de su destino, cuando fueron ‘llamados a filas’. Con media hora de retraso sobre el primero de los horarios previstos, la expedición abandonó el balneario en el autobús del equipo para dirigirse al campo de A Lagoa, en el mismo término municipal, aunque situado a las afueras de otro núcleo de población. Yallí comprendieron que la concentración no iba a ser un desfile, sino un batalla, a pesar de que habían comenzado la jornada diez horas antes, en los Anexos. Los jugadores del Real Valladolid no se limitaron a reconocer el terreno, porque el equipo técnico les tenía preparada una sesión intensa que justificaría, finalmente, una inmersión en las aguas del río Tea, a modo de críoterapia. Solo el retraso acumulado evitó que los jugadores terminaran la jornada, ya con el sol poniéndose, dentro del agua, ya que finalmente el cuerpo técnico decidió que era hora de volver al balneario. La sesión en A Lagoa había concluido a las 21:00 horas, once y media y mas de cuatrocientos kilómetros por carretera después de que iniciaran la jornada, a las 9,30 h. en los Anexos.

Rendidos, los integrantes de la plantilla, ignoraron la playa fluvial del Tea y regresaron al balneario donde, tras la cena, dieron por concluida la primera jornada de concentración.

A pesar del trabajo, el ambiente en el grupo fue bueno, aunque tanto los jugadores de la primera plantilla, como los del Promesas, pudieron comprobar que la concentración de este quinto año en Mondariz amenaza con ser más intensa y esforzada que la de la temporada anterior, en la que Rubi pareció no tener tanta prisa en intensificar los entrenamientos.

Gaizka Garitano y su equipo técnico ya pusieron las bases, desde el inicio de temporada, del ritmo que pretenden aplicar a la plantilla, instaurando dos jornadas dobles semanales. Ayer volvió a aplicar su sistema, a pesar de los más de cuatrocientos kilómetros por carretera.