El Norte de Castilla
Real Valladolid

a banda cambiada

El señor Lobo

La comparecencia de prensa del nuevo técnico del Real Valladolid Miguel Ángel Portugal habría sido perfecta si, el día de su presentación, la hubiera iniciado con estas palabras: «Soy el señor Lobo. Soluciono problemas». Porque lo que tiene el equipo en estos momentos es eso. Un problema, o bastantes más de uno. Un problema mental, de ánimo y de confianza. También de juego y de resultados. Un problema que está presente, en fin, en todas y cada unas de las formas en que se pueda manifestar el fútbol que hasta el momento ha practicado el Pucela.

Sin embargo, sea porque se empezó a notar la mano del míster –aunque solo fuese aliviando la losa mental que pesa en ocasiones sobre el equipo- o sea porque el trabajo de Garitano asomó a última hora como un rayo de sol entre las nubes, lo cierto es que el Real Valladolid ganó al fin, y durante algunos periodos de tiempo mostró un camino que puede dar frutos. La ciclotimia a la que tanto nos gusta acudir por estas tierras, que nos transporta en una montaña rusa de emociones, no puede hacernos perder la perspectiva de lo que realmente ocurrió: solo fue eso, un partido, dos goles, tres puntos y un puñado de minutos de buen juego. No es poco, cierto, pero no se deben de echar aún las campanas al vuelo que diría, con otras palabras más groseras aunque sin perder un ápice de elegancia, el personaje al que da vida Harvey Keitel en Pulp Fiction.

El Real Valladolid todavía se encuentra subido en la barca de Caronte camino del primero de los siete infiernos que imaginaba Dante Alighieri. La victoria tiene que servir para cargar de confianza a un grupo que hasta hace poco tenía miedo hasta de salir a la calle. Pero el equipo sigue aún en situación complicada, más cerca de encontrarse al Barón Samedi en la divisoria que separa lo terrenal del más allá que de mostrarse como un candidato, ni siquiera real, a algo que a día de hoy solo puede imaginarse en los mejores sueños. De la capacidad de Miguel Ángel Portugal para solucionar problemas o, si lo prefieren por ser estas las fechas que son, para citarse como don Juan Tenorio con los espíritus de aquellos miedos que atenazan a la plantilla, dependerá que poco a poco salgamos del averno y, quién sabe, si algo más.