El Norte de Castilla
Real Valladolid

desde la banda

No nos podrán parar

Una de las imágenes que más me emociona recordar como aficionado del Real Valladolid no es la de un gol en el último minuto o cualquiera de las celebraciones en la Plaza Mayor o ese vídeo que nos recuerda los últimos minutos de aquella agónica promoción contra el Alcorcón. Me emociona recordar aquel partido que en febrero de 2009 jugábamos en el Calderón. Como casi siempre se había preparado un desplazamiento de aficionados para ver un partido en un campo donde hemos sido capaces de lo mejor y de lo peor. Lo que nadie esperaba es que ya en la provincia de Madrid la nieve dejase parados a los autobuses con los aficionados dentro. Y aquí viene lo que me emociona. De repente y en un todos a una, se fueron bajando de los autocares y cruzando a pie el campo nevado llegaron a una estación de cercanías donde montaron en un tren que los llevase a Madrid.

Me emociona recordar a aquellos ochocientos valientes que solo tres meses después montaron en los autobuses camino de Sevilla donde nos esperaba la parca guadaña en mano. Aunque nos valía el empate, la encerrona que nos esperaba en el Villamarín (donde hemos firmados dos descensos), hacía poco atractivo el viaje. En las casas de apuestas se pagaba muy barato nuestro descenso, pero aun así se montaron y fueron.

Podían haberse vuelto o no haber salido, pero no lo hicieron. Se pregunta Eduardo Galeano en ‘Fútbol a Sol y Sombra’: «¿En qué se parece el fútbol a Dios? En la devoción que le tienen muchos creyentes y en la desconfianza que le tienen muchos intelectuales».

El estadio está cada vez más vacío. Unos porque por las circunstancias no pueden pagarlo, otros que sí que pueden se lo impiden los horarios, otros porque ponen a Carlos Suárez como excusa, otros porque la abuela fuma y los menos porque el gato bebe. Cada vez hay menos devotos y más intelectuales.

Yo me quedo con los locos. Aunque no estuve en la nieve y no fui a Sevilla, soy uno de ellos. De hecho cada vez me gusta menos el fútbol y más mi equipo. Por eso quiero desde estas líneas agradecer a los que vamos cada domingo al estadio, a los que han ido a Oviedo, a Miranda o a los que estarán mañana en Leganés su compañía en un deseo. Y ese deseo es que, por encima de la división en la que militemos, lo que queremos es que el equipo esté vivo.

Como Will Smith en ‘Soy Leyenda’, mientras quede uno vivo, el Real Valladolid estará vivo.