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Partido del Real Valladolid-Nàstic en Tarragona / Agencia Lof
El Real Valladolid crece a pasos agigantados. La victoria por 1-2 en el Nou Estadi ante el Nàstic permite al equipo blanquivioleta corroborar el buen camino trazado con los recientes triunfos ante el Alcorcón en Liga y frente al Tenerife en Copa. En Tarragona, el Pucela se solidificó ante el colista, se puso por delante con un gol de Villar (reconciliado con la portería contraria), supo sobreponerse al empate de Uche y descerrajó el 1-2 con un tanto en la segunda parte de Jose Arnaiz, un diamante que cada día brilla más. La ilusión ha vuelto al Real Valladolid, ahora en racha positiva y con el viento a favor después de enterrar definitivamente la crisis de derrotas.
El Nàstic salió con ganas de lograr su primera victoria y no transcurrió mucho tiempo antes de que se acercase al área de Isaac Becerra. Lo hizo Uche, en una acción bien abortada por Luciano Balbi. Los tarraconenses llevaron la iniciativa durante los primeros minutos, en los que el Real Valladolid supo guarecerse. Madinda probó suerte con un latigazo desde fuera del área que Becerra embolsó en dos tiempos.
El equipo de Paco Herrera salió con un mandato claro: finalizar todas las acciones cerca del área de Dimitrievski. Juan Villar inauguró el bombardeo y Jordán continuó por la misma línea. El partido se jugaba de orilla a orilla y el Nàstic dispuso de una ocasión muy clara cuando Juan Muñiz se sacó un lanzamiento que repelió con dureza el poste de Isaac Becerra. El equipo local avisó al Real Valladolid, pero el Pucela también dejó clara que podía matar a la contra si el Nástic se destapaba atrás.
En una acción trenzada, el conjunto de Paco Herrera logró horadar la meta rival. Bastó un pase de Míchel Herrero a la banda izquierda, donde apareció Joan Jordán para mandar el balón al área. Los centrales del Nàstic se ovillaron y Juan Villar volvió a paladear el sabor del gol con su primer tanto de la temporada. Lo celebró con ímpetu el delantero blanquivioleta, al que los tantos se le negaban esta campaña.
Con la inercia del 0-1, el Real Valladolid siguió martilleando desde la distancia la portería rival, aunque Dimitrievski tampoco pasaba apuros. Paco Herrera tuvo que hacer pronto un cambio, ya que Guitián se lesionó con una fuerte torcedura en un tobillo y fue sustituido por Lichnovsky en el minuto 38. Cuando el chileno aún trataba de asentarse sobre el césped, llegó el empate del Nàstic: un golazo lejano de Uche que se coló por el palo derecho de Becerra, al que le faltó un centímetro para repeler la pelota. El equipo tarraconense encontró petróleo y equilibró un partido que parecía más o menos controlado por el Real Valladolid.
No se desequilibró el Pucela con el gol del Nàstic porque el equipo de Paco Herrera ha adquirido mucha madurez psicológica en la última semana. El ritmo bajó un peldaño en los primeros minutos de la segunda parte, en los que el local Àlex López estuvo a punto de marcar de tacón para los tarraconenses y Joan Jordán puso a prueba a Dimitrievski con libre directo en las filas visitantes.
El Real Valladolid encontró oro en una larga jugada de toque que culminó de la mejor manera: un centro de Moyano y un cabezazo inapelable de Jose Arnaiz, un delantero que vive en estado de gracia y que sirve como epítome de la recuperación blanquivioleta. El 1-2 ya no se le escapó al Real Valladolid, que juntó líneas, se echó atrás y no lamentó más goles en contra.
Raúl de Tomás entró por Juan Villar y dispuso de una opción clara de gol, abortada por el meta local. El madrileño derrochó trabajo en su pugna con los centrales. Luismi relevó a Álex López en el centro del campo para mantener la frescura y añadir un perfil más defensivo en los minutos finales. El Nàstic pudo empatar en una mala salida de Isaac Becerra, pero Rharsalla no acertó a rematar entre los tres palos con el portero vencido. El Nàstic se quedó con diez jugadores en los segundos finales, tras la segunda amarilla que vio Suzuki en el minuto 92.
La victoria confirma que el Real Valladolid continúa por la línea ascendente, con tres victorias seguidas (dos en Liga y una en Copa) que disparan la ilusión. Además, el triunfo del Nàstic a domicilio sirve para corregir una de las asignaturas pendientes del equipo blanquivioleta, que llevaba sin ganar fuera en Liga desde la pasada campaña. El cohete pucelano ya ha comenzado la propulsión.
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