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Guardiola celebra que el pensaba que era su primer gol en Primera. No lo fue. El VAR lo anuló. Villamil
'Papá, ¿por qué somos del Real Valladolid?'

'Papá, ¿por qué somos del Real Valladolid?'

Los de Sergio González opositan desde hace semanas para heredar oficialmente el título de 'El Pupas'

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Lunes, 11 de marzo 2019, 00:36

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Ganaba aquel Atleti la final del 74 en Bruselas. Tenía al Bayern contra las cuerdas y el título en la mano en el minuto 89. Su primera Copa de Europa... Pero no. A 40 segundos del final, un alemán de apellido impronunciable disparó sin mucha fe desde treinta metros y el balón se coló en la portería que entonces defendía Reina. El padre. Los colchoneros se quedaron sin 'orejona' y su presidente, Vicente Calderón, bautizó el mal fario con una leyenda que aún hoy perdura en el tiempo.

'El pupas' solo había vestido una camiseta desde entonces. Hasta este año. El título honorífico, desierto en los últimos años desde la llegada de Simeone al banquillo del Atlético de Madrid, lo ha heredado este Valladolid, también a rayas, empeñado en truncar su destino cuando más quiere enderezarse. Si cabía alguna duda con el regalo ante el Rayo, las concesiones con un Betis que teníala cabeza en otro estadio, los 18 segundos de Cornellá, el penalti para borrar esos segundos,... La confirmación llegó ayer. 'El Pupas' sigue teniendo rayas y tam bién toda la inocencia del mundo. La suya y la de los diecinueve equipos restantes de la Primera División. Ninguno de ellos regalará tanto en tan poco tiempo. Con riesgo de engrosar su estadística, ninguno mandará cinco penaltis al limbo y con toda probabilidad, ni uno solo se le acercará en goles celebrados que se anulan en una sala a doscientros kilómetros de distancia.

El cortocircuito que confirma el mal fario llegó ayer, de noche, después de dos apagones y con un rival enfrente sumiso y entregado a la 'suerte' que le había encomendado la peor semana de su historia. Sin cuatro titulares y con la autoridad que se le presupone a los técnicos en el palco –Sergio Ramos bajó antes, al descanso y después del partido al vestuario para arengar a los suyos como si la mano de Solari no fuera suficiente–.

Los jugadores calentando sin luces en el estadio tras el apagón.
Los jugadores calentando sin luces en el estadio tras el apagón.

El cortocircuto va siendo algo más preocupante que unos simples cables. Si después de regalar un penalti –Alcaraz miró más a los ojos de Courtois que al balón– y marcar dos goles sin premio, tu partido se ha acabado a media hora del final, el problema va más allá de un mero sistema, un cambiode delantero o una defensa de cinco.

Si conceder ante el Madrid es pecado mortal, hacerlo en Primera es ponerte la soga al cuello.

Y a la liga de doce jornadas que empezó ayer ya solo le quedan once. Margen que le está regalando sus rivales más directos. Los que algún día puntuarán. Igual que puntuó el Bayern unas fechas después de disputarse aquella final en Heysel que terminó su prórroga en empate. En la que el Atleti no levantó el título y en la que nació la leyenda del 'Pupas'.

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