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Borja Fernández salta para despejar la pelota. Ramón Gómez
Los pases errados lastraron al Real Valladolid en Sevilla

Los pases errados lastraron al Real Valladolid en Sevilla

Análisis ·

El autor valora las claves de la derrota pucelana en el Pizjuán

Javier Yepes

Domingo, 25 de noviembre 2018, 23:19

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La cara de decepción que acompañaba a los seguidores blanquivioletas al pitar el árbitro el final de la contienda era inversamente proporcional a la de júbilo de los sevillistas cantando su liderazgo.

Y sin embargo, un solitario gol y una postrera parada de Vaclik, a golpeo espectacular de Ünal un minuto antes, bien podían haber haber hecho revertir los semblantes de ambas aficiones.

Así pues, y como ya se sabe que esto se mide por cantidad de goles, ayer el Pucela perdió su segundo partido lejos de Zorrilla desde el inicio de la competición. Y lo hizo peleando en situación de igualdad ante uno de los grandes de esta liga.

Y aunque el mérito no genere consuelo, cuando de derrota se habla, lo cierto es que se trata de un dato tan elocuente como los dos remates que no fueron gol.

Estas señas de identidad que se inician en la fortaleza defensiva y una enorme solvencia en la portería, ayer se acrecentaron con la actuación del cancerbero y se debilitaron por un elevado número de errores no forzados, en forma de pases al contrario. Algo que hasta ahora había sido inusual y que ayer nos costó caro.

Que el Sevilla sea ahora mismo líder dice bien a las claras de la fortaleza de sus jugadores, internacionales muchos de ellos, y del punto de forma en el que se encuentran actualmente.

Pues bien, a ese equipo ayer el Valladolid le plantó cara y le apretó de firme en los momentos finales del partido.

La presencia de Joaquín como novedad en la zaga y la de Borja en la medular como cabecero, reforzaron un bloque defensivo al que la ausencia de un media punta hacía perder llegada. Pero no se puede tener todo si se quiere tener jugadores de banda y un 'nueve'.

En el sistema sevillista diseñado por Machín las bandas son para los laterales adelantados, mientras que los tres centrales y Mesa se sirven para contener y salir de inicio. Luego, dos dobles parejas, Banega y Sarabia por un lado y Ben Yedder y André Silva por otro, en alturas diferentes y en el centro del terreno, hacen el resto.

En esa batalla, los fallos de entrega de pelota lastraron tanto la salida de nuestro juego, que fue ahí donde se fraguó la superioridad sevillista cuando esta apareció. Sin esas imprecisiones, posiblemente estaríamos hablando de otras cosas.

Las dos líneas de cuatro con Borja y Cop por delante de ellas, mas la tremenda calidad de los blancos sevillanos, nos crearon problemas que el equipo resolvió con dignidad y solvencia.

Fue un partido de acciones puntuales y un buen nivel de juego, donde sobraron imprecisiones y faltó un puntito de acierto final por culpa de dos porteros magníficos que salvaron el resultado a su equipo.

Dicho esto, el Leganés nos espera en pocos días. Muy importante sacarlo adelante.

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