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Ciricaco y Quincoces, las dos grandes estrellas de aquel Alavés que se midió al Real Valladolid en el estreno del nuevo club
El primer rival de la historia

El primer rival de la historia

La vista atrás ·

El Real Valladolid inició su andadura con un partido contra el equipo vitoriano, en el que jugaban los míticos Ciriaco y Quincoces

José Miguel ortega

Valladolid

Domingo, 16 de septiembre 2018, 10:12

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Exactamente tres meses después de su fundación, el sábado 22 de septiembre de 1928, en plenas ferias de la capital del Pisuerga, el Real Valladolid se presentaba ante su ilusionada afición en un encuentro de carácter amistoso frente al Deportivo Alavés, un rival de primer nivel que la temporada anterior había llegado a la semifinal de la Copa de España y que un par de meses antes había aportado nada menos que cuatro jugadores a la selección nacional de fútbol, que había competido en los Juegos Olímpicos de Amsterdam.

Los dirigentes vallisoletanos tuvieron que configurar a toda prisa una plantilla competitiva para hacer un buen papel en la segunda división del recién creado campeonato nacional de Liga. Un mes después de que comenzaran los entrenamientos a las órdenes del húngaro Esteban Platko, y aprovechando el ambiente festivo que vivía la ciudad, se fijó el partido de presentación en el campo de la Sociedad Taurina, con acceso gratis para los socios, y localidades de 3 pesetas la general y 5 la preferencia, que se vendían en el célebre quiosco de Valero, en la Plaza Mayor.

La elección del adversario tuvo entre los aficionados locales una favorable acogida, pues el Alavés –fundado siete años antes que el Valladolid- era un club puntero, con jugadores de gran renombre como los defensas Ciriaco y Quincoces, internacionales que un par de años después ficharían por el Real Madrid para formar, junto a Zamora, una de las zagas míticas de la historia del futbol español.

Fruto de la expectación creada fue el lleno que registró el campo aledaño a la plaza de toros, con unos 3.000 espectadores que no quisieron perderse ripio de tan histórico acontecimiento, con inicio a las cuatro y media de la tarde y arbitraje del señor Pérez García y estas alineaciones.

Real Valladolid: Arana; Chuchi Pombo, Orúe, Sarralde, Echevarría; Montalbán, Pedro San Miguel, Sáinz, Sierra y Pablo López. (A alos 18 minutos, Pipi Pombo sustituyó a Sáinz, por lesión)

Formación inicial del Real Valladolid en el día del estreno del nuevo club
Formación inicial del Real Valladolid en el día del estreno del nuevo club

Deportivo Alavés: Beristáin; Ciriaco, Unamuno; Camino, Antero, Echevarrieta; Modesto, San Martín, García, Albéniz y Cacho.

No pudo venir Jacinto Quincoces, que había sido cedido temporalmente al Barcelona para una gira por América, pero sí se alinearon los otros tres internacionales que acababan de regresar de la Olimpiada de Amsterdam: Ciriaco, Antero y Modesto.

Lejos de amilanarse por la aureola del rival, el Valladolid salió hecho una furia y a los 18 minutos lograba el primer gol, obra de Sáinz, que resultó lesionado en el lance. Los defensas de entonces eran todos de rompe y rasga.

Luego, como era de esperar, reaccionaron los vitorianos para conseguir el empate por medio de Baltasar Albéniz, a los 35 minutos, dejando el desenlace del match para la segunda parte, en la que frente al mayor control blanquiazul, el Real Valladolid esgrimió notables dosis de entusiasmo y ambición, virtudes que le proporcionaron el premio de la victoria, gracias al agónico gol de Sierra, a dos minutos del final.

El público acudió en buen número a ver ese partido
El público acudió en buen número a ver ese partido

Aquel triunfo desató la euforia entre los aficionados locales, que pudieron asistir después a un concierto de la Banda del Real Cuerpo de Alabarderos en el teatro Calderón, y al día siguiente a una corrida goyesca en la vecina plaza de toros, con Chicuelo, Marcial Lalanda, Nicanor Villalta y Gitanillo de Triana de protagonistas, que se programó un día después para no perjudicar a sus vecinos futbolistas.

El Alavés, pese a su gran plantilla y a su gesta copera, no fue incluido entre los equipos de Primera división de aquella temporada inaugural de la Liga, aunque ascendió a la máxima categoría a la siguiente temporada, comenzando así la leyenda del Glorioso, apelativo con el que hoy se le sigue conociendo.

Y hablando de leyendas, cuando aún estaban en el Alavés, Ciriaco y Quincoces, fichó por los blanquiazules un producto de la cantera vallisoletano, Gonzalo de la Torre, futbolísticamente conocido como 'Gichi'.

Después de jugar en las filas del Español y de la Real Unión Deportiva, los dos equipos que al fusionarse alumbraron el Real Valladolid, entró a trabajar en el Banco Hispano Americano, que le destinó a su oficina de Vitoria, y allí aprovechó el interés del Alavés para durante un par de años compatibilizar obligación y devoción, siendo suplente de los dos fenómenos alavesistas, que pronto dieron el salto al Real Madrid.

En sus buenos tiempos, Gichi recibió un homenaje en el Hotel Moderno, donde Lucio Vaquero, uno de sus compañeros, le dedicó estos versos: «Es Gichi por afición / futbolista impenitente. / De todos es ya corriente / denominarle 'El León'; / domina tanto el balón / y juega de tal manera / que su arrancada primera / siempre produce quebranto / ya que se traduce en tanto / aunque el contrario no quiera».

¡Qué tiempos!

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