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lA PUERTA

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El autor apuesta que los cambios operados en el Real Valladolid, basado en la mejora defensiva, darán para llegar al 'play off'

jUAN áNGEL mÉNDEZ

Martes, 8 de mayo 2018, 18:21

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El Real Valladolid ya ha tocado el timbre de la promoción. Ahora solo falta que no despegue el dedo del pulsador y atraviese el quicio de la puerta en cuanto se abra de par en par, algo que puede suceder al paso de las dos próximas jornadas, si consigue aplicar la lógica ante Albacete y Lorca. El conjunto blanquivioleta ya funciona como un equipo estable, sobre todo en defensa, y afronta los partidos con la seguridad del gladiador que pisa la arena convencido de concluir el envite con el puño en alto. En otro tramo del curso, el empate con sabor a derrota obtenido ante el Cádiz habría actuado sobre el técnico y la plantilla como un tsunami. Ahora no. La depresión dura lo que tarda el técnico en programar el siguiente entrenamiento. Y con esta fe, el cuadro castellano rompió en Soria la quiniela de los pesimistas. Los vallisoletanos ofrecieron su versión más eficaz y sólida para meterse de lleno en la pelea.

El triunfo en Los Pajaritos no pasará a la historia por su brillantez, pero sí que sirve para extraer algunas conclusiones que invitan al optimismo. La primera reside en la solidaridad, que está de vuelta en el vestuario. Los futbolistas corren con criterio y ocupan los espacios de una forma mucho más equilibrada. La segunda radica en la entereza. El sistema defensivo ha ganado coordinación y aporta sensación de seguridad. La zaga ya no deambula por el césped como un flan recién servido cuando el contrario inicia cualquier maniobra ofensiva. Y esta garantía escenifica la vida recién estrenada del nuevo Real Valladolid que, ahora sí, otea los puestos de 'play off' con la mirada inyectada en sangre. Ahora o nunca.

El conjunto pucelano afronta el tramo final del curso con confianza en sí mismo, algo imprescindible para un equipo que se juega la temporada en cuatro partidos. El órdago está encima de la mesa del Real Valladolid y ya no hay vuelta atrás. Para no perderlo, solo cabe mantener el pulso en la retaguardia y mejorar las prestaciones ofensivas para que la flauta suene afinada y no a golpes de viento. Sergio tiene su once, y le funciona, pero no debería olvidar el fondo de armario para no caer en defectos del pasado.

PD. Quiero cerrar estas líneas con una enhorabuena infinita para el Promesas, que después de estar desahuciado ha conseguido una permanencia sobresaliente. El filial representa el mejor ejemplo para el primer equipo. Nunca hay que doblar el brazo antes de hora. Miguel Rivera y sus chicos han marcado el sendero. Síganles y confíen en ellos para el futuro.

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