Nuestro problema económico unido al dineral que se paga en otras ligas por auténticas medianías hacen que estemos en otra liga. Es como ir al casino de Biarritz con un Renault 4 y veinte euros en fichas. Llamamos la atención, pero por pobres.
El caso es que empieza a haber mar de fondo en Valladolid. Parece ser que no tenemos equipo, que el dueño está siempre de viaje, no hay relación entre éste y Miguel Ángel Gómez y Sergio también anda moscatel con el secretario técnico porque no le traen a nadie. A lo mejor nada de eso es cierto (salvo la primera afirmación que es subjetiva totalmente), pero ya se da por cierto todo. Total que acabamos de convertir en un drama lo que en en agosto habría sido un éxito. Porque si a falta de un partido para acabar la primera vuelta nos piden que firmemos tener veintiún puntos y estar a cuatro del descenso sólo algún loco no lo habría firmado.
Siempre digo que que el problema que tenemos los aficionados en general y los del Pucela en particular es que no nos damos cuenta de que esto es un deporte en el que uno gana y otro pierde. No se trata de evaluar a un arquitecto que calcula mal una estructura porque hace mal algún cálculo, se trata de una competición donde no pueden ganar todos. Algo tan complejo que no deja millonarios cada semana con las quinielas o las apuestas.
No digo que gestionando bien la ansiedad vayamos a salvarnos. De hecho antes del partido contra el Rayo vivimos ese éxito de la Federación de Peñas con la convocatoria a recibir el año a los jugadores en su primer entrenamiento y perdimos. Estar tranquilos no nos va a salvar, pero desconfiar de todo y todos nos hundirá.
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