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Nacho y Calero intentan robarle la pelota a Asensio en el choque de la semana pasada ante el Real Madrid. G. Villamil
El Real Valladolid debe encomendarse al vestuario y al santuario

El Real Valladolid debe encomendarse al vestuario y al santuario

Análisis ·

El autor del texto localiza dónde debe asirse el Pucela para mantener la categoría

Javier Yepes

Viernes, 15 de marzo 2019, 22:27

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Tras la derrota del Real Valladolid frente al Real Madrid, me preguntaba un amigo qué habría que hacer para que el equipo se mantuviese al final de temporada.

¡Puff..! fue mi pensamiento inicial. Luego, mas tranquilamente, convine que casi era mejor enumerar lo que no se debería de volver a repetir, y empecé por acordarme de la marcha de Jaime Mata.

Ahora que el jugador alcanza la cima futbolística con su convocatoria para la Selección Española, mientras el equipo tanto le echa de menos, bueno sería sacar conclusiones de su marcha, para evitar repetir situaciones similares que tanto pueden dañar.

Que los futbolistas, hoy mas que nunca, penden del hilo de su agente a la hora de escoger equipo es obvio. Tanto como que por ahí es por donde vienen a resolverse estos asuntos, y tan claro como que con estas gestiones son con las que se luce un secretario técnico.

Dicho todo lo cual, la primera premisa en la consecución del logro sería la ya conocida de minimizar al máximo los fallos al tiempo que se intentan potenciar los aciertos.

O sea, fallar menos atrás y acertar más en ataque; algo que se consiguió en los primeros compases del campeonato. En este intento defensivo Joaquín puede resultar trascendente. Si Plano y Michel, junto a Alcaraz y Anuar, mantienen el tono y alcanzan el punto de tranquilidad personal necesario, resultarán vitales para el sostenimiento de la zona noble del juego, porque ahí se gesta todo, lo ofensivo y lo defensivo.

Finalmente, Sergi Guardiola. El que se confirme lo que ya apuntó frente al Real Madrid sería una buenísima noticia. El chico tiene porte y maneras de jugador importante y su concurso, de seguir progresando en su juego, será vital.

Sergio González deberá mantener su tranquilidad conocida mientras dinamiza un grupo tocado por la situación y por diversos aspectos contractuales no resueltos aún, según parece.

La grada, ese activo fiel, seguirá animando ilusionada a su Pucela para llevarle en volandas hacia el éxito siempre y cuando ¡ojo! se vea correspondida en el empeño.

Y entre el vestuario y grada siempre nos quedará la opción del santuario. Ahí pediremos al Santo Remedio que no repitamos los 'hierros', salvo Fernando y Manolo, y pediremos ayuda inmediata. La gran promesa a realizar será la de seguir con los chicos de abajo mientras buscamos gangas que los complementen. ¡Ya se hizo antaño!

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